jueves, 27 de marzo de 2014

Monster Bloom

Nunca he tenido claro qué es una Monster cross?. No sé si es una ciclocross con ruedas más anchas, una bici de montaña con manillar de carretera, una bici diferente con una geometría y características especiales, etc… De hecho en algunos foros y sitios donde he mirado el concepto tampoco está muy definido y hay disparidad de opiniones.

Por lo tanto yo defino mi creación como Monster Bloom. Monster en el sentido clásico de la palabra “Monstruo – Ser que presenta características ajenas al orden regular de la naturaleza”. Así que tratándose de mountain bike, he creado un pequeño monstruo.

El punto de partida es una foto que me pareció muy inspiradora. Eran dos bicicletas Baum (casi nada) con unos drop bars, encintados en cuero marrón y unos sillines Brooks, que junto al titanio, frenos mecánicos, horquillas rígidas etc… me hicieron alcanzar una catarsis ciclista inmediata.


El causante de esta repentina enajenación había sido mi amigo Noel que se quería montar una Monster a partir del cuadro de su Kona Unit y me había mandado la foto anteriormente mencionada. Me puse en contacto con él y le dije que yo quería algo como la foto de las Baum. Al principio pensó que estaba de coña (porque cree que soy una especie de endurero atrapado en una bici rígida de titanio; nada más lejos de la realidad) y que no me iba a gustar montar en una bici de esas características. Tras insistir un poco y decirle que iba completamente en serio le pedí que me indicase sitios para conseguir los cachivaches necesarios para el montaje a buen precio. Es un auténtico zahorí de piezas y componentes ciclistas y es capaz de encontrar cualquier cosa que necesites al mejor precio.

Removiendo Roma con Santiago me consiguió sillín, cinta, potencia y manetas de freno a un precio bastante de chiste. En principio era sólo para probar, así que no me quería gastar una gran cantidad de dinero, pero por otra parte las piezas que me gustaban algunas de ellas no eran precisamente baratas. Pues él se las arregló y en tres días tenía el sillín Brooks B17, la cinta de cuero Brooks y las manetas y una potencia muy corta y de diferente ángulo (positivo-negativo) para ir corrigiendo posiciones respecto al nuevo manillar que acabaría siendo un Salsa Woodchipper de segunda mano en un estado impecable y a un precio muy bueno.
Quería detenerme en dos de las piezas fundamentales sobre las que gira el montaje.



-Sillín Brooks B17 Narrow en color Antique Brown( con la cinta de manillar de cuero Brooks a juego). Lo primero que impacta es la presentación de la caja con su librito de instrucciones y demás parafernalia; pura elegancia y tradición inglesa. El sillín es  el modelo más antiguo del catálogo actual de Brooks con más de un siglo de existencia. Materiales de primera, hecho a mano en la vieja fábrica de Birmingham… aunque pesa más de medio kilo


-Manillar Salsa Woodchipper 2 La verdadera personalidad de esta bici la marca este manillar. No es un manillar puro de carretera, es un drop bar off road un poco más ancho que uno convencional y permite unas posiciones para no ir tan forzado como con un manillar puro de carretera.


Una vez con todo el material en nuestras manos llegó el momento del montaje. Lo hicimos en el garaje de la casa de Noel, lo cual sirvió para pasar una agradable mañana de colegas y bicis.
La lástima es que por las prisas y tal no pudimos hacer una ruta de prueba; la cosa tendría que esperar al día siguiente.


La prueba de fuego fue una ruta por Villanueva del Pardillo y Valdemorillo.
Al principio las sensaciones eran muy raras; el sillín de cuero sin base es duro como una piedra y resbala. El manillar es muy extraño (sobre todo para alguien como yo que nunca ha montado en una bicicleta de carretera), pero la experiencia pese a todo no me disgustó, me parecía muy divertido afrontar bajadas con esa posición tan lanzada y en ocasiones suicida y subiendo aunque los brazos iban muy juntos ayudaba a un pedaleo eficiente y no era para nada incómodo.


Tras unas cuantas salidas me empecé a desenvolver mucho mejor, bajaba a una velocidad aceptable con una posición menos forzada y con muchas menos molestias en las manos (al principio me dolían muchísimo).
Por su parte el sillín se iba adaptando progresivamente y resultando ciertamente cómodo. En cuanto el cuero “rompe” y se va adaptando, sientes una agradable sensación de amortiguación y desaparece esa sensación de superficie resbaladiza. Dicen que con el tiempo hay que tensar el sillín con una llave especial que trae para que no se doble en exceso y además tiene mantenimiento con grasa (la piel se supone que es un tejido “vivo”).


Dejando aparte la faceta técnica, es una configuración que me gusta mucho. Piezas visualmente muy potentes y fuera de lo común en una bici de montaña actual pero que rebosan elegancia. Te puede gustar más o menos un B17, pero sabes que es algo de calidad y respira historia del ciclismo por los cuatro costados.
Las formas clásicas del cuadro, los componentes y los colores le van como anillo al dedo a ese aire british que tiene Brooks.



Una bicicleta, en definitiva para hacerte disfrutar cuando vas montado encima de ella y cuando bajas…


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