sábado, 2 de febrero de 2013

Clásica de Valdemorillo 2013

La Clásica de Valdemorillo, es la prueba con más solera del calendario MTB en España. Este año fue la edición nº 22.

Empezó siendo una prueba del Campeonato de España y era aprovechada para presentar los equipos profesionales al ser la primera del año.

Lo más granado del MTB español ha pasado por estos caminos y senderos de Valdemorillo.

De unos años a esta parte se ha convertido en una prueba popular no competitiva, que abre el circuito MTB Cuatro Estaciones que se desarrolla en la Comunidad de Madrid con grandes rutas y una organización impecable para la auténtica avalancha de ciclistas que acuden a sus pruebas. Este año en Valdemorillo la organización hablaba de 2000 personas.

El circuito me lo había hecho algunas veces tanto total como parcialmente, puesto que soy de la zona, pero nunca me había apuntado a la competición.

Este año era especial, porque estreno bici y quería probar como se comportaba en una competición de este estilo y porque con mis amigos Noel y Miguel nos hemos propuesto hacer el circuito Cuatro Estaciones completo.



El sábado 26 fui a recoger el dorsal y el domingo sin madrugar mucho( porque vivo a menos de 10 km y porque con gran criterio la organización programó el comienzo para las 11 de la mañana), me dirigí a Valdemorillo.

El ambiente era espectacular, cientos de ciclistas por todas partes y coches ocupando cualquier rincón del pueblo (me costó bastante aparcar). Dejé el coche, monté la bici y me dirigí al punto donde había quedado con mis amigos para posteriormente dirigirnos a la salida.


La mañana estaba nublada y húmeda, pero el frío era soportable y la temida lluvia que se había anunciado y el viento no hacían acto de presencia.

La prueba por perfil, recorrido y kilometraje no me parece demasiado dura, pero cuando las condiciones meteorológicas se tuercen puede llegar a ser bastante extrema como en la edición de 2009 que tuvo que ser suspendida por una de las mayores tormentas de nieve que se recuerdan en Madrid, quedando el municipio de Valdemorillo incomunicado.

Comienza la prueba. Salida masiva por las calles de Valdemorillo y nada más comenzar, las primeras rampas y los consiguientes tapones, los de siempre dando la nota y metiendo prisa empujar la bici, etc...

Me gustaría hacer un inciso sobre esa gente. Son los tipicos sobradetes y bastante maleducados que se creen que la gente se para porque quiere y no se dan cuenta que por pura lógica viendo la cantidad de participantes y el ancho del camino, es imposible que estos tapones no se produzcan. Pero ellos siempre haciendo gala de su mala educación, o un ego mal entendido, se creen que no son dignos de bajar y armarse de paciencia como todo el mundo, sino que debes rendirle pleitesía, que todo el mundo abra paso y arroje flores por donde ellos van. Supongo que todos los que habéis participado en pruebas de este estilo, sabéis de la clase de calaña a la que me refiero.

Una vez pasados los atascos, la ruta se convierte en un divertido rompepiernas. a estas alturas había perdido a mis compañeros entre la masa. Divertidos vadéos, subidas, bajadas por senderos fundamentalmente con el terreno un poco embarrado, sin ser demasiado incómodo.



Llego al primer avituallamiento pero veo tal mogollón que sólo paro para beber un poco de isotónica y sigo el camino que sigue siendo muy ameno. En esta parte aparecen las divertidas trialeras de Valdemorillo, que sin ser demasiado difíciles técnicamente, son bastante divertidas.

Tras un pequeño tramo de asfalto nos metemos por otro divertido sendero que disfruto bastante, porque pasa por una finca privada que el resto del año está cerrada.



Tras unos pocos kilómetros, se llega al segundo punto de avituallamiento en el km 33. Aquí llamo a mis compañeros y compruebo que voy bastante delante así que aprovecho para tomar algo de fruta, frutos secos y líquido. La verdad es que me encuentro muy bien, con muchas fuerzas y mi nuevo titanio se está portando de maravilla y es perfecta para este tipo de terreno. Creo que ha sido un acierto pleno, porque de este tipo son gran parte de las rutas que realizo a lo largo del año.

Por fin llega uno de mis compañeros (ya me estaba quedando frío) y me comenta que el otro va más atrás y optará por acortar haciendo la ruta de 35 km.

Los dos únicos titanios que ví entre 2000 bicicletas
Ahora viene una bajada increíble, no es muy técnica pero es muy rápida y no permite ningún despiste. La disfruto cada piedra, curva e irregularidad y mi bici parece hecha para ella. Estoy cómodo y me siento perfecto, realmente estoy disfrutando al 100% de la ruta.

Ahora llega una parte de pistéo que sin ser lo más bonito de la ruta, la 29er literalmente se la come.

En el km 47, comenzará el famoso Mortirolo. He comentado en alguna ocasión que no me parece para nada  una subida especialmente dura y la he realizado en multitud de ocasiones. Aquí mucha gente echa el pié a tierra, pero otros muchos la hacemos sobre la bicicleta y sin mayor problema.

Aquí dejo nuevamente atrás a mi compañero y decido esperarle en el último avituallamiento.

Desde aquí, hay unos 7 km que pican ligeramente hacia arriba y donde Noel impone un buen ritmo que puedo seguir sin demasiada dificultad. Aquí es terreno 29er y pasamos a infinidad de ciclistas hasta llegar a la meta satisfechos por el gran día de ciclismo que hemos disfrutado.


La próxima cita en La Rocosa de Moralzarzal (prueba que se une por primera vez al circuito Cuatro Estaciones) segunda de invierno el día 17 de marzo.