martes, 28 de octubre de 2014

Yesterdays

Pues hace bastante que no escribo en el blog y la verdad es que han pasado cosas durante esta temporada. Bici, viajes, amigos, conciertos y fútbol…

La verdad es que soy un tipo afortunado, a veces nos quejamos de la rutina, pero siempre que sea una rutina llevadera y más o menos placentera, es señal de que la cosa va bien y eso es muy importante, más aún en los tiempos que corren por eso sólo mencionaré algunas cosillas que me han pasado fuera de lo que considero “normal”.

Seguro que se me olvida algo, pero eventos que me han ocurrido estos meses y que me han provocado, satisfacciones, alegrías, momentos de euforia, reencuentros, etc… han sido los que mencionaré a continuación.

Primero comentar que como soy un culo inquieto, he vuelto a cambiar la configuración de la Bloom. Ha pasado a su estado más “comercial”; marchas, suspensión… para volver a la horquilla rígida de titanio; qué le voy a hacer?, en esto de la bici soy un poco fuck the system o como decían los Minor Threat out of step (suena un pelín pretencioso no?; jajaja). Además he variado la transmisión al monoplato y he modificado el casette con un piñón de 42 y sustitución de los de 15 y 17 por un 16 (concretamente el kit de One Up) y va de fábula.



Aprovechando la Semana Santa, decidí pasar unos días en Málaga y por supuesto, había que quedar con mi amigo Josemi, que me preparó una ruta por la zona de Los Montes de Málaga.

Hacía mucho tiempo que no me pasaba por Málaga (cerca de dos años), me di cuenta que cada vez me gusta más esa tierra y periódicamente la necesito. Son muchos recuerdos de veranos enteros de la niñez, adolescencia y juventud... El día que llegué se jugó la final de Copa del Rey con victoria del Real Madrid, golazo épico de Bale y partido de infarto, con lo que los presagios de mi estancia no podían ser mejores.

La ruta fue genial. Ruta tranquila por pistas y senderos, con un paisaje, una compañía y unas máquinas increíbles. Charlamos de lo divino y lo humano mientras acumulábamos metros de subida, respiramos ese aire donde se mezcla el olor del mar y la montaña y llegas a la conclusión de que podrías pasar el día así, pedaleando hasta que tus piernas digan basta; puro Soul Biker; pura vida!!!



La guinda a ese pastel, fue un bocata de lomo en manteca, algo típico de la zona, que se te saltaban las lágrimas; menudo manjar!!!. Unos ciclistas que estaban allí alucinaron al ver dos titanios y nos preguntaron varias cosas sobre nuestras bicis.



Después de un rato de charla y montones de elogios a nuestras monturas (siempre te hincha el ego que algún desconocido piropeé algo que verdaderamente aprecias, aunque para algunos sólo sean unos pedazos de metal soldados y ensamblados).

Nos despedimos Josemi y yo, esperando que el tiempo que pase hasta el siguiente reencuentro, sea lo más breve posible. Como siempre gracias, maestro!!!



Otro acontecimiento reseñable fue mi participación en la Marcha de Colmenar Viejo. Prueba mítica dentro de la Comunidad de Madrid que forma parte del Open de la misma. Evidentemente, yo tomé parte en la cicloturista…

       


Es una maratón de 70 kilómetros con una primera parte bastante pistera, una segunda variada, conde vamos constantemente cruzando riachuelos y una última con la mítica bajada al puente de la Marmota, divertidos senderos y una última zona bastante trialera tanto en subidas como en bajadas que te deja bastante hecho polvo, porque está dentro de los diez últimos kilómetros y las fuerzas están justas.

       


Yo me hice la prueba en cuatro horas y media escasas; evidentemente no es un buen tiempo, pero aluciné al ver que el tipo que ganó la prueba, se lo hizo en dos horas menos!!!.

       


De todas formas es una bonita prueba muy bien planificada a pesar del gran número de participantes, con unos buenos avituallamientos y un personal muy atento y amable con los corredores.

Estoy pensando para el año que viene correr el Open de Madrid completo en la modalidad cicloturista. El único coñazo es que hay que sacarse la licencia federativa de un día para correr y las retiradas de dorsal son un poco “infierno” (a lo mejor me compensa federarme…bueno, ya veré)

Otro acontecimiento marcado en mi agenda fue el concierto que dieron los norteamericanos The Queers en la sala gruta 77. El mítico grupo que lidera Joe Queer (alma mater, fundador, verdadero factótum y único miembro de la banda desde sus orígenes) hace un punk rock que sintetiza lo mejor de los Ramones con los Beach Boys.

Ya los había visto varias veces en Madrid, pero tenía ganas de volverlos a ver. Celebraban el 20 aniversario de su increíble “Love songs for the retarded” con lo que estaban garantizados temas clásicos del grupo como así fue.



Además, la sala Gruta 77 me encanta. Sala pequeña con buena acústica y una barra con precios no demasiado desmadrados los días de concierto.
Al ser un jueves y el poder de convocatoria que tiene el grupo (dentro de que son un grupo de punk rock) me esperaba un llenazo a reventar, pero debió influir la extensa gira que iban a dar por España con lo que sólo estaría la ”parroquia” de Madrid y se podía disfrutar del concierto plenamente.
Me lo pasé como un enano debajo del escenario participando de los pogos que se montaban, en los que casualidades de la vida me encontré a mi primo Alberto que vive en Amsterdam y esos días se encontraba en Madrid visitando a unos amigos.

Después un par de copas con los amiguetes puse rumbo a casa que al día siguiente había que madrugar para llevar a los niños al cole y a currar.

Otro suceso que quedará marcado durante mucho tiempo en mi retina y en mi cabezota fue la décima Copa de Europa o como dicen ahora (Championslig) del Real Madrid. Creo que nunca lo había mencionado, pero soy un forofo del Madrid, aunque me valga odios eternos jejeje.



Durante muchos años fui socio y no me perdía un solo partido hasta que me casé, los niños pequeños…ya se sabe.

Ahora que mi hijo mayor es un fanático del futbol (y gracias a Dios) es del Madrid, estoy experimentando una vuelta al fanatismo que me divierte mucho. Es increíble como los sentimientos y pasiones por un club unen a dos personas de una forma tan intensa. He disfrutado de alegrías, derrotas, euforia y decepciones de una forma que no lo hacía en mucho tiempo. Creo que he perdido pelo y he envejecido seis años en una sola temporada.



El partido es de sobra conocido y el resultado también, pero fue algo único e irrepetible por el número redondo, LA DÉCIMA y por lo histórico de que dos equipos de una misma ciudad se enfrentaran en toda una final de la máxima competición europea.

Salidas con mi amigo Noel con el que siempre mola compartir unas horas de ciclismo y unas cuantas cervezas heladas.





Después del verano sufrí una rotura del peroné; una lesión realmente tonta jugando al fútbol, con lo que pasé largas horas viendo películas, series, lecturas, concierto de Supersuckers (posiblemente y con permiso de Lemmy y Motörhead) la mejor banda de Rock del mundo, etc…



Ahora de nuevo (después de dos meses y con ciertas precauciones) vuelvo a la carga con las pilas cargadas y recuperando el “monazo” que tenía disfrutando más si cabe de cada pedalada y del disfrute del campo y los paisajes que tanto echaba de menos.



ON THE ROAD AGAIN!!!


jueves, 27 de marzo de 2014

Monster Bloom

Nunca he tenido claro qué es una Monster cross?. No sé si es una ciclocross con ruedas más anchas, una bici de montaña con manillar de carretera, una bici diferente con una geometría y características especiales, etc… De hecho en algunos foros y sitios donde he mirado el concepto tampoco está muy definido y hay disparidad de opiniones.

Por lo tanto yo defino mi creación como Monster Bloom. Monster en el sentido clásico de la palabra “Monstruo – Ser que presenta características ajenas al orden regular de la naturaleza”. Así que tratándose de mountain bike, he creado un pequeño monstruo.

El punto de partida es una foto que me pareció muy inspiradora. Eran dos bicicletas Baum (casi nada) con unos drop bars, encintados en cuero marrón y unos sillines Brooks, que junto al titanio, frenos mecánicos, horquillas rígidas etc… me hicieron alcanzar una catarsis ciclista inmediata.


El causante de esta repentina enajenación había sido mi amigo Noel que se quería montar una Monster a partir del cuadro de su Kona Unit y me había mandado la foto anteriormente mencionada. Me puse en contacto con él y le dije que yo quería algo como la foto de las Baum. Al principio pensó que estaba de coña (porque cree que soy una especie de endurero atrapado en una bici rígida de titanio; nada más lejos de la realidad) y que no me iba a gustar montar en una bici de esas características. Tras insistir un poco y decirle que iba completamente en serio le pedí que me indicase sitios para conseguir los cachivaches necesarios para el montaje a buen precio. Es un auténtico zahorí de piezas y componentes ciclistas y es capaz de encontrar cualquier cosa que necesites al mejor precio.

Removiendo Roma con Santiago me consiguió sillín, cinta, potencia y manetas de freno a un precio bastante de chiste. En principio era sólo para probar, así que no me quería gastar una gran cantidad de dinero, pero por otra parte las piezas que me gustaban algunas de ellas no eran precisamente baratas. Pues él se las arregló y en tres días tenía el sillín Brooks B17, la cinta de cuero Brooks y las manetas y una potencia muy corta y de diferente ángulo (positivo-negativo) para ir corrigiendo posiciones respecto al nuevo manillar que acabaría siendo un Salsa Woodchipper de segunda mano en un estado impecable y a un precio muy bueno.
Quería detenerme en dos de las piezas fundamentales sobre las que gira el montaje.



-Sillín Brooks B17 Narrow en color Antique Brown( con la cinta de manillar de cuero Brooks a juego). Lo primero que impacta es la presentación de la caja con su librito de instrucciones y demás parafernalia; pura elegancia y tradición inglesa. El sillín es  el modelo más antiguo del catálogo actual de Brooks con más de un siglo de existencia. Materiales de primera, hecho a mano en la vieja fábrica de Birmingham… aunque pesa más de medio kilo


-Manillar Salsa Woodchipper 2 La verdadera personalidad de esta bici la marca este manillar. No es un manillar puro de carretera, es un drop bar off road un poco más ancho que uno convencional y permite unas posiciones para no ir tan forzado como con un manillar puro de carretera.


Una vez con todo el material en nuestras manos llegó el momento del montaje. Lo hicimos en el garaje de la casa de Noel, lo cual sirvió para pasar una agradable mañana de colegas y bicis.
La lástima es que por las prisas y tal no pudimos hacer una ruta de prueba; la cosa tendría que esperar al día siguiente.


La prueba de fuego fue una ruta por Villanueva del Pardillo y Valdemorillo.
Al principio las sensaciones eran muy raras; el sillín de cuero sin base es duro como una piedra y resbala. El manillar es muy extraño (sobre todo para alguien como yo que nunca ha montado en una bicicleta de carretera), pero la experiencia pese a todo no me disgustó, me parecía muy divertido afrontar bajadas con esa posición tan lanzada y en ocasiones suicida y subiendo aunque los brazos iban muy juntos ayudaba a un pedaleo eficiente y no era para nada incómodo.


Tras unas cuantas salidas me empecé a desenvolver mucho mejor, bajaba a una velocidad aceptable con una posición menos forzada y con muchas menos molestias en las manos (al principio me dolían muchísimo).
Por su parte el sillín se iba adaptando progresivamente y resultando ciertamente cómodo. En cuanto el cuero “rompe” y se va adaptando, sientes una agradable sensación de amortiguación y desaparece esa sensación de superficie resbaladiza. Dicen que con el tiempo hay que tensar el sillín con una llave especial que trae para que no se doble en exceso y además tiene mantenimiento con grasa (la piel se supone que es un tejido “vivo”).


Dejando aparte la faceta técnica, es una configuración que me gusta mucho. Piezas visualmente muy potentes y fuera de lo común en una bici de montaña actual pero que rebosan elegancia. Te puede gustar más o menos un B17, pero sabes que es algo de calidad y respira historia del ciclismo por los cuatro costados.
Las formas clásicas del cuadro, los componentes y los colores le van como anillo al dedo a ese aire british que tiene Brooks.



Una bicicleta, en definitiva para hacerte disfrutar cuando vas montado encima de ella y cuando bajas…


miércoles, 26 de marzo de 2014

Bloom Custom Fork

Desde que puse la horquilla Salsa, cada vez me gusta más ir con rígida y dejar aparcada la suspensión. La estética, el volver a los comienzos, la simplicidad; yo que sé...

La Cromoto es una claro ejemplo de BBB (bueno, bonito y barato), pero ya que me encontraba tan a gusto con una horquilla rígida, decidí dar un nuevo paso y hacerme con una horquilla de titanio custom.

Por propiedades del material y por estética, creía que era la mejor opción para seguir completando una bici de capricho como es mi Bloom.



Nuevamente recurrí a mi amigo Josemi (al que tengo martirizado) y se diseñó una horquilla de corte clásico al estilo p2 de kona con unas buenas barras para evitar problemas (porque esta horquilla se va a llevar lo suyo), falta de rigidez, etc…



Medidas de  470 ac, con lo que la geometría queda prácticamente clavada a la Cromoto dando unos ángulos con los que estoy bastante a gusto.

El soporte para la pinza de freno es una preciosidad; igual que el que utiliza Steve Potts en sus Type II.
La realización fue nuevamente en XACD y el resultado, espectacular. Una horquilla “full” titanio con unos acabados increibles en soldaduras y tratamiento sandblast para que quedase uniforme con el cuadro. La horquilla es tan bonita en su forma y material que decidí no poner pegatinas ni nada similar que rompiese la estética tan potente que tiene por sí misma.



Ahora sólo quedaba instalarla y probarla.

El resultado es buenísimo. No deja de ser una horquilla rígida, pero el titanio absorbe muy bien las vibraciones con lo que rodar en pistas no demasiado bacheadas es una gozada y cuando la cosa se pone complicada, pues a amortiguar con los brazos, a elegir trazada y a poner toda la carne en el asador (como con cualquier horquilla rígida).



La rigidez es bastante buena con lo que no hay sustos, extraños y comportamientos raros, lo cual se agradece y con unos neumáticos acordes y las presiones adecuadas, se puede bajar muy, muy fuerte con total seguridad.


En definitiva un complemento magnífico para una bici magnífica. No pienso renunciar a la suspensión pero desde que esta pieza está conmigo (diciembre), no ha sido todavía desmontada de la bici y de momento no tengo ganas de quitarla. Esto crea adicción; ¿Será grave doctor?.