miércoles, 30 de octubre de 2013

MTB 4 Estaciones Ruta Imperial (PURO MTB)

Última prueba y “guinda” del Circuito MTB 4 Estaciones. Sobre el Papel  la más larga difícil y técnica de las 5 marchas con más de 1600 metros positivos de desnivel, cerca de 70 km y un recorrido realmente endiablado tanto en subidas como en bajadas sin apenas dar un solo respiro al biker.

La prueba estaba programada para el día 27 de octubre y durante los días previos había llovido torrencialmente en Madrid prácticamente hasta el sábado por la mañana con lo que nos temíamos que el terreno podría ser un problema añadido a una ya de por sí dura prueba.

No llegaba en el estado óptimo para afrontarla con varias semanas de parón ciclista por diversas circunstancias y una semana donde los virus no me respetaron demasiado.

Así las cosas acudimos el domingo 27 mi amigo Javier y yo a San Lorenzo del Escorial con un día inmejorable en lo climático. Sol radiante y temperatura ideal para practicar Mountain Bike.

La salida de la marcha larga, estaba programada para las 9:30 y el ambiente era espectacular. Más de 2000 bikers(todos los dorsales agotados para las tres marchas) en el marco incomparable de la Lonja del Monasterio de San Lorenzo del Escorial. Eso sí separados según  las distancias a cubrir. Los primeros estábamos los de la marcha larga y después los de la marcha media divididos en 2 tandas, de la cantidad de gente que se había apuntado y por último los de la marcha de 15 km que serían los últimos en salir.


A las 9:30 con puntualidad británica como en las anteriores pruebas se da la salida y  apenas tras  200 m recorridos, primer tapón porque a balón parado y sin comerlo ni beberlo comienza la subida al alto del Malagón por los rampones de las calles de el Escorial en dirección a la pista forestal. Los tapones no son serios y enseguida el grupo se empieza a estirar hasta formar un goteo constante de corredores . La subida al Malagón es dura con algunas rampas cuyo porcentaje supera el 20% y con tramos más tendidos que daban un respiro para poder mantener el ritmo. Algo que no me gustó es que la pista forestal (asfalto bastante destrozado) estaba abierta al tráfico rodado incomodando muchísimo la ascensión  porque el camino es bastante estrecho, con coches en ambas direcciones (subida y bajada) y 700 ciclistas dándolo todo en las rampas. Incluso se llegó a vivir algún momento de tensión entre ciclistas y conductores. Una vez coronado el alto del Malagón, se sigue ascendiendo esta vez por pista de arena en subida y posterior bajada dirección a Robledondo.


Aquí comienza una bajada nueva, anunciada como muy técnica y que me recordó a lo sucedido en la Rocosa. Sendero muy estrecho y técnico para meter a 700 ciclistas que el Malagón no había conseguido estirar tanto como para que circulasen fluidamente; consecuencia tapón infernal y en mi opinión “cagada de la organización”. La bajada es espectacular con tramos realmente comprometidos pero no aptos en ningún caso para una marcha tan multitudinaria. Resultado, pateo durante largas distancias en fila de a uno y consiguiente mosqueo del personal. En el tramo final la cosa parece mejorar y hay una bajada realmente empinada que mal que bien se puede realizar casi del tirón, porque el miedo es libre y alguno de los que van por delante se puede parar en un momento dado.

Llegamos al puente de la Aceña  donde se toma una pista que terminará en una dura y técnica subida con agua barro y piedras para dar y tomar. Esta es la zona en peor estado de toda la ruta, que a pesar de las lluvias de los días anteriores está con un terreno perfecto, con un agarre óptimo como daremos cuenta más adelante en las bajadas que nos esperan.

Después de esa subida, continuo sube y baja hasta la carretera M583 donde pondremos rumbo a Santa María de la Alameda. Aquí  cruzamos el río (con mojada de pies incluida) y afrontamos otra nueva subida hacia el avituallamiento.


En este punto, me doy cuenta que si bien no hay síntomas de desfallecimiento ni cansancio más allá de lo normal, noto la falta de bici y las secuelas de un virus estomacal de los días previos. Voy bien, pero me falta esa explosividad y el “puntillo”, así que procuro hidratarme a fondo, comer y dosificar puesto que queda mucha carrera y partes realmente duras que me van a exigir hasta prácticamente el límite.

Una vez abandonado el avituallamiento nos adentramos por pinares en dirección a Valdemaqueda. Bajadas rapidísimas y divertidas se intercalan con tramos de senderos y algún que otro hachazo que castiga.


Encaramos Valdemaqueda por senderos de subida exigentes y alguno de ellos realmente imposible (incluso sería imposible de bajada) en los que de nuevo toca pateo en fila, pero son cortos y en seguida nos ponemos en marcha.

Después toca una bajada de sillín al pecho en dirección al rio Cofio que hay que cuzar y donde llegamos a una cancela que está cerrada y hay que pasar por un pequeño hueco en la verja donde un integrante de la organización va pasando las bicis por encima de una en una; un 10 para este chico que gracias a su esfuerzo consiguió que la marcha fuese realmente fluida.

Nueva subida fuerte con alguna trialera y su correspondiente tramo de pateo hasta conectar con la pista que dirige hasta Robledo de Chavela.

Aquí paso de cebarme porque el tramo anterior castiga a conciencia y todavía faltarán casi 20 km.
Parada en Robledo de Chavela, hidratación, comida y colocar el sillín que se me ha movido en alguna bajada al cargar el peso y me está fastidiando el culo.

Salimos y en seguida comenzamos la subida. Al principio tendida con algún pequeño repecho durante aproximadamente tres km y después del desvío hacia la Cruz Verde la subida se torna realmente matadora. Muchos km, muchos metros de desnivel y rampas realmente duras y técnicas donde se alterna el molinillo y el pateo y donde te empiezas a encontrar a los bordes del sendero bikers descansando de la dureza de la ruta y algunos con los primeros síntomas de calambres.


Una vez en la cima se inicia una bonita bajada por los “Rápidos de zarzalejos”. Al igual que en la Ruta de los Vinos se señalizan las bajadas peligrosas lo que es de agradecer para tomar conciencia de que hay que tener cuidado y no pagar posibles “alegrías” bajando.

Se llega a las vías del tren y pista en falso llano a Zarzalejos donde estará el último avituallamiento que no hay que desperdiciar. Las piernas están cargadas, las fuerzas no sobran y por delante todavía quedan 12 km.


Pasamos Zarzalejos y nos desviamos por la Calzada Romana. Camino muy bonito que empieza con subida (alguna de ella técnica) que posteriormente alternará todo tipo de terrenos, donde predominan las piedras y donde nos toparemos con alguna trialera corta pero de las duras donde hay que poner los cinco sentidos.


Una vez acaba la calzada, pista y posterior desvío por una dehesa preciosa en dirección a la carretera de El escorial a Robledo. La cruzamos y afrontamos la última parte. Ya se ve el Monasterio y nos dirigimos a él por la cuesta de la calleja. Una subida no demasiado fuerte pero que ataco con el plato pequeño. Las fuerzas están al límite, las piernas muy, muy cargadas así que no hay que cebarse. Son más de 5 horas subido a una bici en movimiento, así que saboreo estos últimos metros  consciente de haber terminado con éxito una de las rutas más duras que se realizan actualmente en la Comunidad de Madrid.

Finalmente cruzo la meta levantando los brazos como si hubiese sido el ganador, donde me está esperando mi amigo Javier con el que he compartido toda la ruta pero que al final le dije que tirase porque estaba un “punto” por encima de mí.



Para hacerse una idea de la dureza cuando llegamos, había participantes que todavía no habían llegado al último avituallamiento (y eso que había horarios de corte en diferentes partes del recorrido)
Recogemos la bolsa del corredor, mi maillot de Finisher de las 5 pruebas y damos buena cuenta de la paella y algunas botellas de agua.


La tarde está genial pero es hora de irse.

Para el próximo año pienso en otros retos diferentes a las 4 Estaciones, pero seguramente esta prueba la repita porque la mejor manera de definirla es ¡¡PURO MTB!!.

jueves, 10 de octubre de 2013

Los Cortados de Rivas (Single Speed Crew)

Al contrario de lo que decía Bob Geldof, me encantan los lunes.

En algo debe influir que ese día no trabajo y lo tengo libre para mí (al menos las mañanas).

Este pasado lunes quedé con mi amigo Noel para dar una vuelta con nuestras bicicletas en single speed. Puede parecer mentira, pero nunca había visto además de la mía otra ss en directo, y mucho menos compartir una ruta.

El ss en España y concretamente en Madrid, es algo marginal dentro de los practicantes del MTB. En ciclismo urbano junto con su primo hermano el piñón fijo, está bastante extendido.

Bueno, no quiero aburrir con ese tema porque ha sido citado muchas veces, pero puedo asegurar que no es cuestión de snobismo ni copia de ninguna moda friki de los USA, sino una disciplina que proporciona momentazos como los vividos el pasado lunes.

Noel hace pocos meses que tiene la ss; una bonita Kona Unit en un espectacular acabado “Raw” y creo que tiene el veneno metido dentro. Es un apasionado de la bicicleta y le encanta todo lo relacionado con la bici de montaña sobre todo las de titanio o acero (aunque alguna vez le he visto pecar con el carbono y el aluminio), sabe un montón del último componente, el último adaptador y la última “puñetita” para acoplar a tu bici, además de tener la base de datos con las fotos de las máquinas más bonitas que te puedas imaginar y es conocedor de un montón de marcas y fabricantes custom desde USA a la República Checa. Incluso diré que tiene pinta de ciclista y todo, no como yo.



Habíamos quedado en su zona (Mejorada del Campo) que queda un pelín lejos de donde yo vivo. Cuando llegue a su casa montamos las bicis pero tuvimos un pequeño contratiempo con el obús de la válvula de mi rueda delantera y acabamos saliendo a una hora bastante tardía.

Tras estos pequeños contratiempos empezamos la ruta. A pesar de que Noel decía que me iba a aburrir, que su zona es un secarral y un planisferio etc.. se sacó una ruta que a mí se me hizo bastante entretenida. Empezamos sendereando por la rivera del río Jarama. Es una gozada ir por senderos al ritmo que da tu desarrollo y disfrutar de los caminos y paisajes de ese río, incluido un viejo puente por donde pasaba el ferrocarril y que actualmente está abandonado.



Afrontamos los cortados de Rivas. Imponentes desde abajo y que son un constante sube y baja que con el calorcito y alguna rampa infernal se hacen duros por momentos.

Desde arriba se pueden ver las lagunas , la vega del Jarama y una panorámica de la zona.


Seguimos por los cortados dirección otra vez a Mejorada Cruzamos un puente de hierro también abandonado y comenzamos un segundo bucle mucho más pequeño entre olivos  y en sube y baja por una suerte de pista que según mi acompañante apareció de la noche a la mañana por obra y gracia de un tractor. Anteriormente era un camino mucho más pedregoso.


Nos encontramos también con algún que otro repecho “durete” y una carretera inacabada y desierta que daba un cierto aire fantasmal y apocalíptico a la escena. Parecía sacada de esas pelis donde todo está abandonado y sin rastro del ser humano tras un apocalipsis nuclear o un holocausto zombi.

Finalmente llegamos a nuestro destino, tomamos un refrigerio y adecentamos las bicis con un buen lavado. En total unos 50 km y 1000 metros de desnivel. Pero lo mejor es rodar con una buena compañía, en single speed (a buen ritmo eh!!) disfrutando del entorno, del esfuerzo de cada pedalada y de momentos irrepetibles de camaradería que sólo puede proporcionar la salida con este tipo de artefactos.



Esta semana vuelvo a las marchas y las suspensiones, pero seguro que no pasará mucho tiempo hasta repetir una nueva salida conjunta en Single Speed… Noel, me debes una y esta vez la ruta la elijo yo.

martes, 8 de octubre de 2013

Bikeweekend Las Rozas 2013 (Less Gears More Beers)

Cuarta prueba del circuito MTB 4 Estaciones. Por delante 64 km (se anunciaban 60) de pistas, senderos y alguna trialera conocidas. La prueba se realizaba donde yo vivo y son lugares habituales que han formado cientos de veces parte de mis rutas.

Todo esto puede sonar a algo en principio no muy excitante, pero para mí suponía un reto, puesto que lo iba a afrontar con una sola velocidad (Single Speed).

Para los no iniciados, en esta modalidad, puede resultar a priori una locura y muchos llegan a pensar que gran parte del recorrido no es factible; nada más lejos de la realidad…

Muchos se sorprenderían de los desniveles que se pueden subir y las rutas que se pueden hacer sin estar hecho un toro. Es otra forma de pedalear, de afrontar el recorrido y de mentalizarte.

Llegué al Pinar de Navalcarbón una media hora antes del comienzo de la carrera. Parkings muy cómodos y con plazas en cantidad suficiente. Además los participantes se dividieron en dos días. La marcha corta el sábado y la larga el domingo. De todas formas había cantidad de gente. Calculo que unos 800-900 bikers.
Ya en la salida mucha gente me miraba con cara rara, incluso había alguno que volvía a mirar para cerciorarse que había un “colgao” que pretendía hacer la ruta sin marchas.

A las 10 en punto se da la salida y nos dirigimos a Rio Chico a la salida de Monte Rozas y tras recorrer algún kilómetro el primer y único atasco del día por un pequeño cortado en subida. Lo malo es que al ser justo al principio y no haber salido en la cabeza me toca esperar un rato. En lo que resta de prueba, no se producirá absolutamente ningún parón (incluidas las trialeras de Valdemorillo).



Llegada a la mítica subida de Rio Chico o el paredón. En sí no es difícil, pero es larga y tiene unos tres repechos fuertes y si no dosificas te puede pasar factura, así que me la tomo con calma y a mi ritmo van pasando los kilómetros. La hago toda del tirón, excepto la última pala corta pero con un buen desnivel y el terreno roto. No es tan problemática por su dificultad sino por la falta de tracción al hacerla en ss.

Una vez llego arriba paso de largo el primer avituallamiento. Pocos kilómetros, poco calor y  por delante un perfil muy fácil que era llegar al pantano de Valmayor por Colmenarejo y rodearlo en gran parte.
A la llegada al pantano, se dio la imagen surrealista del día que consistía en una fiesta rave debajo del puente de la carretera del Escorial mientras pasaban cientos de ciclistas.

Rodear el pantano es siempre bonito, sin apenas desnivel y un paisaje muy agradable. En este tramo sólo hay que reseñar una pequeña subida que se ve recompensada con una bajada divertida en el tramo que une la pista y los senderos estrechos que discurren por la orilla de Valmayor.  En gran parte es el camino del Rally de los Pantanos pero en dirección inversa.



Una vez se bordea el pantano se afrontan unas rampas que unirán con la Ermita de Valmayor y se recorrerá otro tramo de la Clásica de Valdemorillo que incluye las famosas trialeras, no de gran dificultad ni desnivel, pero si la cosa está como el pasado día de fluido, son muy divertidas.

Una vez terminadas, llegamos al segundo avituallamiento. Aquí sí que paro, porque el calor sin ser asfixiante, ya se notaba bastante; pero cual fue mi sorpresa al comprobar que no había isotónica, así que me tuve que conformar con agua y algo de fruta. Es la primera vez en mis participaciones en el MTB 4 estaciones que me ocurre esto y creo que es un fallo gordo, teniendo en cuenta que era la prueba donde más calor haría y la hidratación es algo fundamental.

Una vez salimos del avituallamiento, seguimos por la misma ruta que la Clásica hasta el desvío de Pino Alto y desde allí, bajada frenética por Cuerda Herrera que la han dejado convertida en una verdadera autopista, con lo que si nunca fue una bajada difícil (si rapidísima), le han quitado la pequeña diversión que había en las primeras rampas.

En pocos minutos aparecemos en Puente Caído y cruzamos sin dificultad el Aulencia que lleva poca agua y comenzamos la última subida seria del día que une Puente caído con el camino de Colmenarejo a Villanueva del Pardillo. Aquí las fuerzas empiezan a escasear y la subida a pesar de no tener rampas muy duras, es constante y larga. Ideal para el desarrollo del single speed si tienes fuerzas. Aquí, salvo a los que van sobrados, comienzo a pasar a montones de bikers que no dan crédito a lo que están viendo, e incluso charlo con alguno.

Cuando llego arriba, toca bajar hacia Villanueva del Pardillo. Bajada rápida, pero corta y sin demasiado aliciente hasta coger la pista del Canal. Se lo han currado poco, porque a unos metros de esa bajada hay una mucho más larga y divertida que habría dado un plus de diversión a la prueba.

Una vez llego a la pista del Canal, nos queda un llaneo y pisteo pestosillo hasta el último avituallamiento donde toda la gente que pasé en la subida, me da la impresión de que me vuelve a pasar aquí en el “planisferio” y no porque me falten fuerzas, sino porque es lo que el desarrollo de la transmisión da. Aclaro que en el single speed con desarrollo y bici de montaña, lo que más penaliza aunque parezca increíble es el llano, frente a lo que la gente suele creer que son las subidas.

Llegamos al último avituallamiento, pero hay que parar porque aunque lo que queda no es demasiado largo ni tiene especial dificultad, te puede jugar una mala pasada porque los kilómetros finales desgastan mucho. Aquí si hay isotónica y me bebo un par de vasos mas un gel y algo de fruta. Ya queda poquito y no quiero calambres como me ocurrió en el primer Festibike que me apunté justo por despreciar este último avituallamiento.

Tocaba cruzar el Guadarrama y había foto, así que a mojarse los pies y cruzar el río que llevaría unos 30-40 cm de agua con lo que tampoco te mojabas en exceso y en el fondo venía bien porque ya hacía bastante calor.


El último tramo es de Rio Chico hasta el Pinar de Navalcarbón otra vez con unos pequeños sube baja donde me paré un momento a sacar una foto de la bici en plena carrera y mandársela por Whatsapp a mis amiguetes para comentarles que ya me faltaba poco para acabar mi primera maratón en ss y seguramente con éxito.



La parte final era en ligero ascenso por asfalto que se puede atragantar si vas justo de fuerzas, pero que si la haces cómodo como era mi caso, echaba de menos algún diente de menos en el piñón.
Otra pequeña crítica es la nula información que había desde que se entraba en Monte Rozas hasta el Pinar. Yo que soy de la zona no tuve problema, pero había gente que no sabía para dónde dirigirse.
Tras unos kilómetros entre carretera y carril bici, se entra en el pinar y finaliza la carrera.
Acabo en cuatro horas y algo menos de 10 minutos, que para ir en single speed y el perfil de la prueba, con demasiada parte plana (no llegaba a 1000 m en 64 km) creo que no está mal.


Avituallamiento final con bocata incluido que aprovecho porque ya eran las dos de la tarde y “había hambre”.

Reto conseguido y próxima prueba el 27 de octubre con la Ruta Imperial de San Lorenzo del Escorial. Esta la haré con marchas porque son 70 km con un perfil mucho más duro y si las condiciones climáticas son adversas, lo puedo pasar muy mal.



Me da mucha pena quitar esta configuración. Visualmente creo que es la más bonita de las que he aplicado a la Bloom y ha sido un gustazo rodar en Singre Speed estos últimos meses, pero también empezaba a echar de menos la explosividad de las marchas y embrutecerme con las suspensiones.

Creo que acerté plenamente dándole ese carácter versátil a este cuadro que tantas satisfacciones me está dando Pero como nada es perfecto, creo que debí hacerle una cosita más que ahora echo de menos…