martes, 24 de marzo de 2015

II Rally Robledo de Chavela 2015

Mes de marzo y segunda carrera que me dan permiso para apuntarme del Open de Madrid.

La elegida esta vez era el Rally de Robledo de Chavela. Los números no son nada del otro mundo 52 km y casi 1200 de desnivel, pero es un trazado frenético y muy muy divertido. Tiene prácticamente de todo condensado y muy intenso. Además la zona es una gozada para todos los amantes del mtb.

Después del mes de marzo de lujo que habíamos tenido con días cercanos a los 18º y solazo, la semana previa a la prueba fue un poco revuelta, anunciando lluvia para el domingo 22.

Mi amigo Javi que me va a acompañar en estas pruebas, me ”plantó” una semana antes y decidió tomarse el puente y largarse a esquiar a los Dolomitas (buena opción), así que me veía más sólo que Calimero y con altas probabilidades de mojarme.

Pero no pasaba nada. Estaba preparado para lo que fuese. Las semanas previas, había cogido la bici 3-4 días, una horita antes de ir a currar y la tirada de rigor de los lunes.

Aprovechando que tenía en el teléfono la aplicación Strava, me apunté al reto de acumular 4000 y pico metros en 16 días. El Climbing Challenge de Marzo. Es una chorrada, pero eso me obligaba a entrenar las graciosas cuestas del Guadarrama (no tengo puertos cerca de casa). Son cortitas, pero bastante intensas con lo que a la larga coges un buen fondo para no “arrastrarte” el día de la carrera.



Sobra decir que no afronto estas pruebas con ánimo competitivo. Mi fin es otro; superación, disfrute de la ruta y el entorno y medirme a nivel personal. Si fuera con otra intención no me apuntaría a la categoría cicloturista, no iría con una bici de titanio y no usaría horquilla rígida.

Llegó el día 22. Tenía la bici lavada y engrasada, la ropa preparada y el coche dispuesto para salir. Día nublado y chispeando a las 8 de la mañana. Pintaba a chaparrón en breve.

Según voy llegando a Robledo, parece que el día aguanta. El terreno mojado pero sin encharcarse en exceso…la cosa va bien.



Aparco en la explanada preparada al efecto y el coche de al lado aparca Muriel Bouhet. La líder del open en categoría femenina y una autentica bestia del mtb que le da a todo y de forma increíble (Maratón, xc, raids, enduro…). Estoy por entablar conversación, pero me corto y paso de darle la plasta; en el fondo soy muy cortado y vergonzoso y no quiero molestar.

Mientras yo saco y monto mi titanio ella saca su Cannondale con ruedas Enve y más carbono que un fórmula 1.

Me dirijo al suplicio de todas las pruebas; sellar la licencia de un día y recoger dorsal. Esta vez va rápido y no se me hace tan tedioso.

Momento dilema de escoger ropa. Finalmente opté por chaqueta y dejo de lado maillot y manguitos (meto chubasquero por si las moscas). Decisión errónea porque al final pasé calor…

Voy a la plaza del ayuntamiento, lugar de la salida y me coloco en el cajón de los de la marcha cicloturista. Seremos unos ciento y pico y salimos cinco minutos después de los del open. Esto pinta bien; sin atascos ni agobios. Carrera lanzada y cómoda.

Salen los del open y cinco minutos más tarde nosotros. Salgo tranquilo y sin prisas, pero la gente va como loca y me pasan como balas. Paso de quedarme el último y empiezo a tirar un poco… Nos metemos en el camino de subida hacia la Ermita de Navahonda. Está mojado embarrado y la gente que va delante me salpica y estoy hecho una sopa de agua y barro. Decido que paso de mojarme y empiezo a darle un poco de vidilla. Primeras rampas, alguna con cierta pendiente y empiezo a pasar gente. Cuando coronamos la colina el pelotón ya está estirado y sin agobios.

Empieza la bajada de Navahonda muy divertida, rápida, con zonas de piedras y algún paso picante. El chico que va delante de mi baja muy rápido, pero cuando llegan los pasos más complicados se para. Es zona de una sola trazada y no queda más que bajarse. No le culpo y me parece fenomenal su actitud, pero me quedé con ganas de meterme con la bici en esas zonas…otra vez será.



Una vez llegamos a la Ermita desvío a la izquierda, pista rapidísima y un tramo de carretera. Aquí ya me he quitado unos cuantos de encima y ruedo sólo con un par de chicos que van a buen ritmo. Nos desviamos a una finca y empiezan mis problemas con la cadena (salida del plato que está muy desgastado) que me darán un poco por saco.

Senderitos por fincas y pistas rápidas hasta que empieza a picar todo hacia arriba con algún cuestón importante que decido hacer montado mientras los demás patean y en el que casi saco los higadillos. Esto está muy bien para hacerte el machote, pero te pueden reventar una carrera.

Empiezo a coger gente y paso a los primeros dorsales blancos (los del open). Los kilómetros van pasando y en el km 22 legamos a Fresnedilla de la Oliva y paro en el primer avituallamiento. Pillo bebida y como un plátano, la verdad voy bastante bien y no tengo mucha hambre ni sed.

Mención especial para los chavales que estaban allí. Súper atentos y amables y recogiendo todo lo que los demás iban tirando por el suelo; chapeau!!!.

                       

Seguimos por el pueblo hasta pillar pista y dirigirnos a la mítica pasarela de piedra y adentrarnos por senderos hacia Valdemorillo (esta zona me la conozco al dedillo) donde paso a cada vez más gente porque me encuentro genial. Subiditas, alguna bajada rápida y divertida, algún vadeo donde nos mojamos, más subidas y finalmente la pista que se dirije a la Colada de Crucijada (Senda de las Merinas) donde me quito de en medio a la gente con la que iba y me meto solo en el sendero tan divertido de subida como de bajada. Piedras, pasos estrechos, barro y algún que otro charco…

Por fin llegamos a Zarzalejos y hay un tramo de carretera donde sigo pasando gente (pocos dorsales negros y varios blancos) y llegamos al segundo avituallamiento del km 33. Estoy on fire y paso de parar (todavía me queda isotónica en el bidón).

Nueva pista y nos dirigimos a la vía del tren donde atacamos la primera rampa hacia el puerto de la Cruz Verde. Pequeño descanso y empieza la “juerga” con unos rampones largos y de cierta inclinación. Nos metemos en el pinar y para arriba. Hay dos rampas en las que arrastré la bici; eran factibles, pero me podían dejar en la reserva y opté por conservar. No me conocía esta zona y era consciente que todavía quedaban cuestas.

Aquí me uno a un chaval italiano que se fija en mi bici y charlamos un rato. Voy un pelín más fuerte que él y acabo descolgándome.

Llegada a la parte alta y bajada muy rápida por sendero y zonas de trialera (esto se hace de subida en la Ruta Imperial y es imposible). Aquí estoy a punto de “piñarme” y me salva el talud lateral que tengo a mi izquierda que me pone otra vez en el camino sin besar el suelo. El chaval que iba detrás alucina y comentamos la suerte que he tenido.

Desvío a la izquierda y bajada rapidísima y de cierta inclinación a la pista de nuevo. Unos kilómetros de pista que me hago unido a un grupete hasta que llegamos a la subida a la ermita de San Antonio de Padua.

El primer tramo es carretera y luego un sendero con una parte final que toca patear. Aquí viene la parte más divertida con otro sendero de bajada con piedras y bastante entretenido.



Al llegar a la ermita, nuevo desvío al pinar somos una grupeta de unos cinco y el primero tropieza con una raíz y se da un buen golpe contra el suelo. Paramos y le preguntamos si todo está bien. El hombre parece bastante jodido y nos dice que no está bien, se acercan dos personas de la organización que estaban indicando el desvío como a unos 50 metros y se quedan con él.



Los cuatro seguimos y acabo yo sólo en una zona de sube bajas y… mierda!!!!, otra vez la cadena fuera. Me pasa uno de los cuatro pero salgo disparado tras él. Ya es zona de bajada y voy a fuego (es un pique sano y sólo voy a intentar llegar antes y si no se puede pues nada…) con la horquilla rígida se me saltan hasta los empastes. Llegando casi a meta y en la zona de hierba le paso y entro en 3 horas y casi cinco minutos.




Al llegar el tipo me felicita y me dice que vaya huevos con horquilla rígida…

Voy a la carpa a por mi bocata de panceta y cervecita y charlo con unos cuantos que me preguntan por la bici que la verdad que destacaba por diferente con lo que por allí se estilaba.

Me lo he pasado muy bien, me he encontrado bien y he tenido suerte y no me ha pasado ningún percance.

Puesto 27 de la cicloturista, que no está nada mal para un “matadillo” como yo.




La verdad es que me marcho con un muy buen sabor de boca de Robledo y me preparo para la siguiente que es la de Colmenar Viejo que será la segunda vez que la hago.