miércoles, 16 de enero de 2013

BLOOM KIDDO.



Por fin veo cumplido uno de los proyectos  a los que he dedicado durante este pasado año gran parte de mi tiempo e ilusiones.

Es un proyecto que no he emprendido solo. He contado con la inestimable ayuda de mi amigo Josemi que es realmente el verdadero artífice de todo y sin su inestimable colaboración esto nunca se habría llevado a cabo.

Quiero agradecerle desde aquí sus conocimientos y la grandísima paciencia, generosidad y dedicación que ha tenido hacia los sueños de un amigo quitándose un montón de horas de su tiempo para llevarlo a buen puerto.

Quiero decir también que más importante que el resultado final material, ha sido lo que he aprendido y vivido; las interminables conversaciones, los cientos de mails cruzados, los momentos de ilusión, de risas,  los momentos de duda y también los momentos de decepción. Está claro que de todo se aprende y esto ha sido una auténtica enciclopedia empírica de cómo crear de la nada una maravillosa máquina que a día de hoy me proporciona unas satisfacciones difícilmente descriptibles y una increíble montaña rusa de emociones y sentimientos.

Bueno; el resultado de todo esto ha sido una fiable, bonita y sobria bicicleta 29er de titanio customizada completamente en medidas, gustos a la hora de montar, adaptada al tipo de rutas más habituales y a las manías de su propietario tanto técnicas como estéticas. Así como versatilidad en su utilización con punteras deslizantes, un generoso paso de rueda etc…

El primer paso fue el diseño del cuadro. El material sería Titanio 3Al 2,5V. Material que sería elegido por sus propiedades tanto de elasticidad, absorción, rigidez, ligereza y durabilidad que a nuestro entender  son las más adecuadas para la fabricación de una bicicleta. Además de la propia belleza del material “per se” sin ningún tipo de pintura lacado etc…

Aquí Josemi es un atentico maestro, se desenvuelve con el Autodesk-Autocad como nadie y sus planos son de lo mejor que he visto nunca (y esto es un hecho).

Medidas, ángulos, espesores, diámetros, distancia entre tubos, guiados de cables, ranuras del tubo vertical, tipo de pipa, refuerzos, punteras, acabado de tirantes y vainas… todo se da vueltas una y mil veces. El tipo tiene el don de acabar convenciéndote de todo no porque quiera imponer una idea, sino porque sus argumentos son de una lógica tan aplastante que acabas preguntándote cómo podías ser tan ceporro de pensar lo contrario?

El resultado final fue esto. (como comprenderán, los datos me los guardo pero se hacen una idea bastante precisa)

Ahora quedaba encontrar ¿quién fabricaría el cuadro?. Nosotros no tenemos ni los medios técnicos ni destreza en soldar y cortar tuberías de titanio. Sondeamos varias posibilidades y nos decantamos por la asiática XACD.

Habíamos buceado en blogs, foros e infinidad de páginas en internet viendo e informándonos de sus trabajos. Sabemos que habían hecho cosas  para Amaro o Jerónimo en España y diferentes cosas en otros países con unos resultados más que aceptables.

Nuestro diagnóstico fue buena materia prima, buenos acabados, resultados fiables (había pocos problemas con sus trabajos y la mayor parte eran fallos de diseño), precio contenido y la posibilidad de hacer todo lo que queríamos (previo pago si era tipificado como extra, de los cuales metimos varios), además de que ellos también utilizan y diseñan con el mismo programa.

Aquí hago un paréntesis para comentar la forma de trabajar que tiene esta gente. Como he dicho antes me parecen grandes artesanos, trabajan muy bien el titanio pero tienen una forma de funcionar puramente mercantilista. Ellos hacen literalmente lo que les pidas, por muy horroroso, antinatural o disparatado que sea. No tienen el concepto marca, ni les importa dar una línea coherente a sus trabajos (con lo que se labrarían seguramente una mayor reputación). Su filosofía se resume en tú pagas, yo te lo hago (invariablemente en ese orden). No tengo que decir nada de las negociaciones entre Porter (responsable de XACD) y mi amigo Josemi, calificadas como un auténtico “Mercado Persa”. Pero todo hay que decirlo, cuando pagas y todo queda atado, son formales, serios y muy eficientes. Si los chinos potenciaran el marketing, el diseño con un equipo de ingenieros  especializados (donde fallan de manera estrepitosa) y escribieran en místicos blogs creado por algún gurú del tema, otro gallo cantaría.

Finalmente y en el plazo programado (incluso unos días antes), recibimos unas fotos del resultado final.








(nota estas fotos las hice yo con el cuadro ya en mi poder, las que me mandaron era mucho más cutres).

Durante ese periodo de espera mientras se realizaba el cuadro (creo recordar que eran dos meses aproximadamente), decidimos no dejarlo “desnudo” y decidimos “vestirlo” creando nuestra propia marca.
Lo primero, evidentemente era elegir el nombre. Tenía que ser algo corto, sonoro y que quedase bien. Como ambos somos bastante fans del grupo Nirvana, se barajaron dos nombres de canciones de su disco Nevermind BLOOM (In Bloom) y BREED; ambas cumplían bastante bien las características anteriores. Finalmente salió BLOOM.

El modelo de la bici se llamaría Kiddo en referencia a la protagonista de las películas de Quentin Tarantino Kill Bill (Beatrix Kiddo, el personaje de Uma Thurman), porque creo que le viene al pelo; una auténtica bestia dentro de un bello envoltorio. Además en jerga, Kiddo significa principiante o novato y eso es lo que éramos nosotros, puesto que era nuestro primer proyecto de bici.



Ahora había que hacer la tipografía y el Badge. La tipografía salió bastante rápido y Josemi ideó un logo que creo que es acojonante. La bola de billar número 8 pero cambiando el 8 por la B de Bloom en su tipografía y con el nº 22 (número atómico de la tabla periódica del Titanio).



El badge fue otra historia. Queríamos algo de calidad, hecho a mano, único y de carácter artesanal, un poco el concepto de todo el conjunto.
Primero pensamos en Jennifer Green (de Revolution Cycle Jewelry); pero aunque sus trabajos eran muy buenos sus precios eran muy altos. Aquí es donde gracias de nuevo a Josemi aparece un personaje increíble. Un tipo de Indiana llamado Terry Lee Jones (Jones and Son Headbadges) que se dedica a hacer badges clásicos de bicicletas y motos en su pequeño taller. Fue un descubrimiento perfecto. Es una persona que se volcó totalmente con nosotros, nos hizo infinidad de pruebas, contestaba de inmediato y carecía de ese afán materialista que tenía Porter. Era todo lo contrario, se implicó en el proyecto y todo fueron facilidades.
En principio el Badge sería el logo de la bola. Pero una vez en metal y doblado sobre la pipa no acababa de funcionar.
La nueva decisión sería tomar como referencia el logo de Remington (de las bicis de finales del XIX) y modernizarlo tanto en formas como en tipografía pero sin perder la esencia de algo clásico con esa bonita combinación en los metales entre el dorado y el plata. Como veréis esta bici tiene varios guiños al pasado (el badge, el sillín y los cierres de rueda Ringlé). El resultado creo que funciona bastante bien y es un equilibrio entre el minimalismo y limpieza de tipografía y formas y un cierto barroco en la mezcla de colores. Supongo que para algunos no será de su agrado, pero para mí es perfecto y muy elegante, como creo que es el conjunto (o al menos eso he buscado).





Con todo listo, lo que faltaba era que llegase el cuadro y en poco tiempo recibí la temida carta de aduanas. Esto fue lo peor de todo, no contaré toda la peripecia porque fue bastante larga, frustrante y me dejó con un mal sabor de boca. Es indignante la disparidad de criterios y las lagunas legislativas teñidas de abuso que hay en este aspecto, pero corramos un tupido velo…

Ahora llegaba el momento de elegir componentes.
Estaba claro que el conjunto iba a estar formado por elementos funcionales sobrios y sin ninguna estridencia, para dar al conjunto un aire lo más clásico posible como correspondía a sus formas y tuberías.

Los colores no se saldrían del negro y el gris para dar sensación de un todo integrado y que no pareciese algo parcheado a retales inconexos
.
-Dirección y bujes Chris King en negro. Para los aros los ZTR Crest (aquí falla la pegatina roja que todavía estoy pensando si la quito o no) y radios DT Swiss Competition biconificados negros (no puse titanio porque este conjunto ya lo había probado y me parecía realmente fantástico, pero no lo descarto en un futuro).


Esto unido a unas cubiertas Maxxis Ardent Lust de 2,25, la hacen unas ruedas bastante demoledoras (si bien no son las más rodadoras ni ligeras del mundo)



Como cierres unos bonitos Ringlé clásicos noventeros comprados al forero Marcus (otro gran placer tratar con él)



He de añadir que las ruedas fueron radiadas por una persona de mi total confianza y mecánico excepcional; Jesús de la tienda de bicicletas Foxil de Villanueva del Pardillo y el resultado como todo lo que hace es de chapeau.

- Transmisión. Aquí me decanté por Sram X0 que también había probado y estoy encantado con ella. Fiable, robusta, sin apenas desajustes algo que une mis dos premisas en esta bici; bonito y funcional.

- Frenos Hope Tech V2. La opción Hope era innegociable, a su indudable estética (increíble mecanizado) hay que unir su funcionamiento impecable. Era un “must” en el montaje final.

- Horquilla suspensión Rock Shox Reba. Elegí horquilla de suspensión porque para mis rutas, terrenos por los que me muevo etc… se adapta mejor. La elección Reba, fue por funcionamiento, fiabilidad y estética (los colores encajaban como anillo al dedo).

- Puños Esigrips Chunky negros (otro elemento innegociable)

- Sillín Selle Italia Flite 1990. Estética y espíritu noventero en uno de los primeros sillines con raíles de titanio. Aunque es un “revival”, es una pieza de culto.


- Tija y potencia Thomson elite negro. Nadie puede discutir el clasicismo y belleza de estos elementos (otro ejemplo de mecanizado perfecto). Puede que una tija de titanio sea el complemento ideal y donde se potencie más las propiedades del cuadro, pero es como las mujeres y los tacones. Para estar bella hay que sufrir.

Puede que la elección no sea del agrado de todo el mundo, pero crean que es algo meditado y adaptado a mis propios parámetros tanto funcionales como estéticos.

Noten también que no ha habido referencias a pesos. En un proyecto como este veo una “ordinariez” hacer referencia a esta variable y es algo que no he hecho y no me ha preocupado en ningún momento. Me he guiado más por la funcionalidad, la fiabilidad y la estética (soy consciente por los componentes utilizados que sin ser una pluma, el peso es bastante contenido).

Sólo pesé por curiosidad el cuadro y con badge, pegatinas y tornillos (es un cuadro de tubería de espesor constante) dio 1740 gr en el peso.


Habrán notado que no hay referencias tampoco al manillar. La razón es porque es también diseño propio es una tubería de 660 mm de titanio 3AL, 2,5, con 3,5 grados en los extremos y de 22,2 x 0,9 al que se puso un casquillo de Paragon Machine Works y se le realizo en chorro de arena la tipografía de Bloom.




Nuevamente para mí un acierto en estética y funcionalidad. Uno de los elementos que más me han sorprendido y de los que más contento estoy. Nunca había probado un manillar de titanio de estas características y el resultado es 100% satisfactorio.

El veredicto final es el siguiente.
En cuanto al funcionamiento y mis primeras experiencias, el resultado es un poco lo esperado, aunque no por ello me ha dejado de sorprender (sobre todo el tema del 29er, puesto que es mi primera bicicleta de este tipo).



Es una bicicleta pensada para todo tipo de rutas por su geometría y montaje. No es un misil de carreras ni una doble de enduro, pero se desenvuelve perfectamente en todos los terrenos. Sube bastante bien y es un auténtico F1 llaneando; es innegable que cuesta un poco más mover la rueda, pero para mí queda compensado con la estabilidad a la hora de afrontar pendientes fuertes y pasar obstáculos que pueden surgir en las subidas (piedras sueltas, escalones, raíces..). Bajando se comporta muy bien, uniendo a las ruedas de 29, la comodidad del titanio y una geometría que permite una gran manejabilidad y control sobre la bici. Me da una sensación de gran seguridad, unido a una mayor velocidad. La he probado en bajadas largas y en tramos técnicos y noto gran diferencia respecto a mi rígida de acero 26”.

Todo ello la hace una bicicleta bastante polivalente, divertida y por sus componentes de un funcionamiento a toda prueba y bastante fiable (sobre el papel). En definitiva lo que estaba buscando, además puedo jugar con bastantes configuraciones debido a sus punteras deslizantes, poniéndola en Single Speed, modificar la longitud de vaina o por una pequeñísima inversión en las punteras, jugar con gran cantidad de configuraciones (Rolhoff, eje de 142, diferente anclaje de disco, etc…), horquilla rígida combinándola con balones de hasta 2.6 sin problemas. Lo que además la convierte en una bicicleta bastante versátil en un momento dado.



A modo de resumen creo que ha sido un completo acierto tanto la elección del material, medida en 29”, así como la opción custom, que creo que es algo totalmente ventajoso para la persona que va a hacer uso de la bicicleta. En mi caso es la bicicleta con la que más satisfecho estoy y la sensación respecto a otras de serie que haya tenido, no tiene nada que ver.





Creo que todos los que montamos en bici alguna vez hemos tenido la idea o tentación de crear nuestra bicicleta ideal. Creo que es una experiencia que nadie debería dejar pasar. En general es tremendamente satisfactoria aunque el éxito definitivo dependerá en gran medida de nuestros conocimientos o como en mi caso de tener cerca a una persona que nos asesore en los campos donde podamos flaquear un poco más.

Ahora a disfrutar y exprimir la BLOOM KIDDO…