miércoles, 30 de octubre de 2013

MTB 4 Estaciones Ruta Imperial (PURO MTB)

Última prueba y “guinda” del Circuito MTB 4 Estaciones. Sobre el Papel  la más larga difícil y técnica de las 5 marchas con más de 1600 metros positivos de desnivel, cerca de 70 km y un recorrido realmente endiablado tanto en subidas como en bajadas sin apenas dar un solo respiro al biker.

La prueba estaba programada para el día 27 de octubre y durante los días previos había llovido torrencialmente en Madrid prácticamente hasta el sábado por la mañana con lo que nos temíamos que el terreno podría ser un problema añadido a una ya de por sí dura prueba.

No llegaba en el estado óptimo para afrontarla con varias semanas de parón ciclista por diversas circunstancias y una semana donde los virus no me respetaron demasiado.

Así las cosas acudimos el domingo 27 mi amigo Javier y yo a San Lorenzo del Escorial con un día inmejorable en lo climático. Sol radiante y temperatura ideal para practicar Mountain Bike.

La salida de la marcha larga, estaba programada para las 9:30 y el ambiente era espectacular. Más de 2000 bikers(todos los dorsales agotados para las tres marchas) en el marco incomparable de la Lonja del Monasterio de San Lorenzo del Escorial. Eso sí separados según  las distancias a cubrir. Los primeros estábamos los de la marcha larga y después los de la marcha media divididos en 2 tandas, de la cantidad de gente que se había apuntado y por último los de la marcha de 15 km que serían los últimos en salir.


A las 9:30 con puntualidad británica como en las anteriores pruebas se da la salida y  apenas tras  200 m recorridos, primer tapón porque a balón parado y sin comerlo ni beberlo comienza la subida al alto del Malagón por los rampones de las calles de el Escorial en dirección a la pista forestal. Los tapones no son serios y enseguida el grupo se empieza a estirar hasta formar un goteo constante de corredores . La subida al Malagón es dura con algunas rampas cuyo porcentaje supera el 20% y con tramos más tendidos que daban un respiro para poder mantener el ritmo. Algo que no me gustó es que la pista forestal (asfalto bastante destrozado) estaba abierta al tráfico rodado incomodando muchísimo la ascensión  porque el camino es bastante estrecho, con coches en ambas direcciones (subida y bajada) y 700 ciclistas dándolo todo en las rampas. Incluso se llegó a vivir algún momento de tensión entre ciclistas y conductores. Una vez coronado el alto del Malagón, se sigue ascendiendo esta vez por pista de arena en subida y posterior bajada dirección a Robledondo.


Aquí comienza una bajada nueva, anunciada como muy técnica y que me recordó a lo sucedido en la Rocosa. Sendero muy estrecho y técnico para meter a 700 ciclistas que el Malagón no había conseguido estirar tanto como para que circulasen fluidamente; consecuencia tapón infernal y en mi opinión “cagada de la organización”. La bajada es espectacular con tramos realmente comprometidos pero no aptos en ningún caso para una marcha tan multitudinaria. Resultado, pateo durante largas distancias en fila de a uno y consiguiente mosqueo del personal. En el tramo final la cosa parece mejorar y hay una bajada realmente empinada que mal que bien se puede realizar casi del tirón, porque el miedo es libre y alguno de los que van por delante se puede parar en un momento dado.

Llegamos al puente de la Aceña  donde se toma una pista que terminará en una dura y técnica subida con agua barro y piedras para dar y tomar. Esta es la zona en peor estado de toda la ruta, que a pesar de las lluvias de los días anteriores está con un terreno perfecto, con un agarre óptimo como daremos cuenta más adelante en las bajadas que nos esperan.

Después de esa subida, continuo sube y baja hasta la carretera M583 donde pondremos rumbo a Santa María de la Alameda. Aquí  cruzamos el río (con mojada de pies incluida) y afrontamos otra nueva subida hacia el avituallamiento.


En este punto, me doy cuenta que si bien no hay síntomas de desfallecimiento ni cansancio más allá de lo normal, noto la falta de bici y las secuelas de un virus estomacal de los días previos. Voy bien, pero me falta esa explosividad y el “puntillo”, así que procuro hidratarme a fondo, comer y dosificar puesto que queda mucha carrera y partes realmente duras que me van a exigir hasta prácticamente el límite.

Una vez abandonado el avituallamiento nos adentramos por pinares en dirección a Valdemaqueda. Bajadas rapidísimas y divertidas se intercalan con tramos de senderos y algún que otro hachazo que castiga.


Encaramos Valdemaqueda por senderos de subida exigentes y alguno de ellos realmente imposible (incluso sería imposible de bajada) en los que de nuevo toca pateo en fila, pero son cortos y en seguida nos ponemos en marcha.

Después toca una bajada de sillín al pecho en dirección al rio Cofio que hay que cuzar y donde llegamos a una cancela que está cerrada y hay que pasar por un pequeño hueco en la verja donde un integrante de la organización va pasando las bicis por encima de una en una; un 10 para este chico que gracias a su esfuerzo consiguió que la marcha fuese realmente fluida.

Nueva subida fuerte con alguna trialera y su correspondiente tramo de pateo hasta conectar con la pista que dirige hasta Robledo de Chavela.

Aquí paso de cebarme porque el tramo anterior castiga a conciencia y todavía faltarán casi 20 km.
Parada en Robledo de Chavela, hidratación, comida y colocar el sillín que se me ha movido en alguna bajada al cargar el peso y me está fastidiando el culo.

Salimos y en seguida comenzamos la subida. Al principio tendida con algún pequeño repecho durante aproximadamente tres km y después del desvío hacia la Cruz Verde la subida se torna realmente matadora. Muchos km, muchos metros de desnivel y rampas realmente duras y técnicas donde se alterna el molinillo y el pateo y donde te empiezas a encontrar a los bordes del sendero bikers descansando de la dureza de la ruta y algunos con los primeros síntomas de calambres.


Una vez en la cima se inicia una bonita bajada por los “Rápidos de zarzalejos”. Al igual que en la Ruta de los Vinos se señalizan las bajadas peligrosas lo que es de agradecer para tomar conciencia de que hay que tener cuidado y no pagar posibles “alegrías” bajando.

Se llega a las vías del tren y pista en falso llano a Zarzalejos donde estará el último avituallamiento que no hay que desperdiciar. Las piernas están cargadas, las fuerzas no sobran y por delante todavía quedan 12 km.


Pasamos Zarzalejos y nos desviamos por la Calzada Romana. Camino muy bonito que empieza con subida (alguna de ella técnica) que posteriormente alternará todo tipo de terrenos, donde predominan las piedras y donde nos toparemos con alguna trialera corta pero de las duras donde hay que poner los cinco sentidos.


Una vez acaba la calzada, pista y posterior desvío por una dehesa preciosa en dirección a la carretera de El escorial a Robledo. La cruzamos y afrontamos la última parte. Ya se ve el Monasterio y nos dirigimos a él por la cuesta de la calleja. Una subida no demasiado fuerte pero que ataco con el plato pequeño. Las fuerzas están al límite, las piernas muy, muy cargadas así que no hay que cebarse. Son más de 5 horas subido a una bici en movimiento, así que saboreo estos últimos metros  consciente de haber terminado con éxito una de las rutas más duras que se realizan actualmente en la Comunidad de Madrid.

Finalmente cruzo la meta levantando los brazos como si hubiese sido el ganador, donde me está esperando mi amigo Javier con el que he compartido toda la ruta pero que al final le dije que tirase porque estaba un “punto” por encima de mí.



Para hacerse una idea de la dureza cuando llegamos, había participantes que todavía no habían llegado al último avituallamiento (y eso que había horarios de corte en diferentes partes del recorrido)
Recogemos la bolsa del corredor, mi maillot de Finisher de las 5 pruebas y damos buena cuenta de la paella y algunas botellas de agua.


La tarde está genial pero es hora de irse.

Para el próximo año pienso en otros retos diferentes a las 4 Estaciones, pero seguramente esta prueba la repita porque la mejor manera de definirla es ¡¡PURO MTB!!.

jueves, 10 de octubre de 2013

Los Cortados de Rivas (Single Speed Crew)

Al contrario de lo que decía Bob Geldof, me encantan los lunes.

En algo debe influir que ese día no trabajo y lo tengo libre para mí (al menos las mañanas).

Este pasado lunes quedé con mi amigo Noel para dar una vuelta con nuestras bicicletas en single speed. Puede parecer mentira, pero nunca había visto además de la mía otra ss en directo, y mucho menos compartir una ruta.

El ss en España y concretamente en Madrid, es algo marginal dentro de los practicantes del MTB. En ciclismo urbano junto con su primo hermano el piñón fijo, está bastante extendido.

Bueno, no quiero aburrir con ese tema porque ha sido citado muchas veces, pero puedo asegurar que no es cuestión de snobismo ni copia de ninguna moda friki de los USA, sino una disciplina que proporciona momentazos como los vividos el pasado lunes.

Noel hace pocos meses que tiene la ss; una bonita Kona Unit en un espectacular acabado “Raw” y creo que tiene el veneno metido dentro. Es un apasionado de la bicicleta y le encanta todo lo relacionado con la bici de montaña sobre todo las de titanio o acero (aunque alguna vez le he visto pecar con el carbono y el aluminio), sabe un montón del último componente, el último adaptador y la última “puñetita” para acoplar a tu bici, además de tener la base de datos con las fotos de las máquinas más bonitas que te puedas imaginar y es conocedor de un montón de marcas y fabricantes custom desde USA a la República Checa. Incluso diré que tiene pinta de ciclista y todo, no como yo.



Habíamos quedado en su zona (Mejorada del Campo) que queda un pelín lejos de donde yo vivo. Cuando llegue a su casa montamos las bicis pero tuvimos un pequeño contratiempo con el obús de la válvula de mi rueda delantera y acabamos saliendo a una hora bastante tardía.

Tras estos pequeños contratiempos empezamos la ruta. A pesar de que Noel decía que me iba a aburrir, que su zona es un secarral y un planisferio etc.. se sacó una ruta que a mí se me hizo bastante entretenida. Empezamos sendereando por la rivera del río Jarama. Es una gozada ir por senderos al ritmo que da tu desarrollo y disfrutar de los caminos y paisajes de ese río, incluido un viejo puente por donde pasaba el ferrocarril y que actualmente está abandonado.



Afrontamos los cortados de Rivas. Imponentes desde abajo y que son un constante sube y baja que con el calorcito y alguna rampa infernal se hacen duros por momentos.

Desde arriba se pueden ver las lagunas , la vega del Jarama y una panorámica de la zona.


Seguimos por los cortados dirección otra vez a Mejorada Cruzamos un puente de hierro también abandonado y comenzamos un segundo bucle mucho más pequeño entre olivos  y en sube y baja por una suerte de pista que según mi acompañante apareció de la noche a la mañana por obra y gracia de un tractor. Anteriormente era un camino mucho más pedregoso.


Nos encontramos también con algún que otro repecho “durete” y una carretera inacabada y desierta que daba un cierto aire fantasmal y apocalíptico a la escena. Parecía sacada de esas pelis donde todo está abandonado y sin rastro del ser humano tras un apocalipsis nuclear o un holocausto zombi.

Finalmente llegamos a nuestro destino, tomamos un refrigerio y adecentamos las bicis con un buen lavado. En total unos 50 km y 1000 metros de desnivel. Pero lo mejor es rodar con una buena compañía, en single speed (a buen ritmo eh!!) disfrutando del entorno, del esfuerzo de cada pedalada y de momentos irrepetibles de camaradería que sólo puede proporcionar la salida con este tipo de artefactos.



Esta semana vuelvo a las marchas y las suspensiones, pero seguro que no pasará mucho tiempo hasta repetir una nueva salida conjunta en Single Speed… Noel, me debes una y esta vez la ruta la elijo yo.

martes, 8 de octubre de 2013

Bikeweekend Las Rozas 2013 (Less Gears More Beers)

Cuarta prueba del circuito MTB 4 Estaciones. Por delante 64 km (se anunciaban 60) de pistas, senderos y alguna trialera conocidas. La prueba se realizaba donde yo vivo y son lugares habituales que han formado cientos de veces parte de mis rutas.

Todo esto puede sonar a algo en principio no muy excitante, pero para mí suponía un reto, puesto que lo iba a afrontar con una sola velocidad (Single Speed).

Para los no iniciados, en esta modalidad, puede resultar a priori una locura y muchos llegan a pensar que gran parte del recorrido no es factible; nada más lejos de la realidad…

Muchos se sorprenderían de los desniveles que se pueden subir y las rutas que se pueden hacer sin estar hecho un toro. Es otra forma de pedalear, de afrontar el recorrido y de mentalizarte.

Llegué al Pinar de Navalcarbón una media hora antes del comienzo de la carrera. Parkings muy cómodos y con plazas en cantidad suficiente. Además los participantes se dividieron en dos días. La marcha corta el sábado y la larga el domingo. De todas formas había cantidad de gente. Calculo que unos 800-900 bikers.
Ya en la salida mucha gente me miraba con cara rara, incluso había alguno que volvía a mirar para cerciorarse que había un “colgao” que pretendía hacer la ruta sin marchas.

A las 10 en punto se da la salida y nos dirigimos a Rio Chico a la salida de Monte Rozas y tras recorrer algún kilómetro el primer y único atasco del día por un pequeño cortado en subida. Lo malo es que al ser justo al principio y no haber salido en la cabeza me toca esperar un rato. En lo que resta de prueba, no se producirá absolutamente ningún parón (incluidas las trialeras de Valdemorillo).



Llegada a la mítica subida de Rio Chico o el paredón. En sí no es difícil, pero es larga y tiene unos tres repechos fuertes y si no dosificas te puede pasar factura, así que me la tomo con calma y a mi ritmo van pasando los kilómetros. La hago toda del tirón, excepto la última pala corta pero con un buen desnivel y el terreno roto. No es tan problemática por su dificultad sino por la falta de tracción al hacerla en ss.

Una vez llego arriba paso de largo el primer avituallamiento. Pocos kilómetros, poco calor y  por delante un perfil muy fácil que era llegar al pantano de Valmayor por Colmenarejo y rodearlo en gran parte.
A la llegada al pantano, se dio la imagen surrealista del día que consistía en una fiesta rave debajo del puente de la carretera del Escorial mientras pasaban cientos de ciclistas.

Rodear el pantano es siempre bonito, sin apenas desnivel y un paisaje muy agradable. En este tramo sólo hay que reseñar una pequeña subida que se ve recompensada con una bajada divertida en el tramo que une la pista y los senderos estrechos que discurren por la orilla de Valmayor.  En gran parte es el camino del Rally de los Pantanos pero en dirección inversa.



Una vez se bordea el pantano se afrontan unas rampas que unirán con la Ermita de Valmayor y se recorrerá otro tramo de la Clásica de Valdemorillo que incluye las famosas trialeras, no de gran dificultad ni desnivel, pero si la cosa está como el pasado día de fluido, son muy divertidas.

Una vez terminadas, llegamos al segundo avituallamiento. Aquí sí que paro, porque el calor sin ser asfixiante, ya se notaba bastante; pero cual fue mi sorpresa al comprobar que no había isotónica, así que me tuve que conformar con agua y algo de fruta. Es la primera vez en mis participaciones en el MTB 4 estaciones que me ocurre esto y creo que es un fallo gordo, teniendo en cuenta que era la prueba donde más calor haría y la hidratación es algo fundamental.

Una vez salimos del avituallamiento, seguimos por la misma ruta que la Clásica hasta el desvío de Pino Alto y desde allí, bajada frenética por Cuerda Herrera que la han dejado convertida en una verdadera autopista, con lo que si nunca fue una bajada difícil (si rapidísima), le han quitado la pequeña diversión que había en las primeras rampas.

En pocos minutos aparecemos en Puente Caído y cruzamos sin dificultad el Aulencia que lleva poca agua y comenzamos la última subida seria del día que une Puente caído con el camino de Colmenarejo a Villanueva del Pardillo. Aquí las fuerzas empiezan a escasear y la subida a pesar de no tener rampas muy duras, es constante y larga. Ideal para el desarrollo del single speed si tienes fuerzas. Aquí, salvo a los que van sobrados, comienzo a pasar a montones de bikers que no dan crédito a lo que están viendo, e incluso charlo con alguno.

Cuando llego arriba, toca bajar hacia Villanueva del Pardillo. Bajada rápida, pero corta y sin demasiado aliciente hasta coger la pista del Canal. Se lo han currado poco, porque a unos metros de esa bajada hay una mucho más larga y divertida que habría dado un plus de diversión a la prueba.

Una vez llego a la pista del Canal, nos queda un llaneo y pisteo pestosillo hasta el último avituallamiento donde toda la gente que pasé en la subida, me da la impresión de que me vuelve a pasar aquí en el “planisferio” y no porque me falten fuerzas, sino porque es lo que el desarrollo de la transmisión da. Aclaro que en el single speed con desarrollo y bici de montaña, lo que más penaliza aunque parezca increíble es el llano, frente a lo que la gente suele creer que son las subidas.

Llegamos al último avituallamiento, pero hay que parar porque aunque lo que queda no es demasiado largo ni tiene especial dificultad, te puede jugar una mala pasada porque los kilómetros finales desgastan mucho. Aquí si hay isotónica y me bebo un par de vasos mas un gel y algo de fruta. Ya queda poquito y no quiero calambres como me ocurrió en el primer Festibike que me apunté justo por despreciar este último avituallamiento.

Tocaba cruzar el Guadarrama y había foto, así que a mojarse los pies y cruzar el río que llevaría unos 30-40 cm de agua con lo que tampoco te mojabas en exceso y en el fondo venía bien porque ya hacía bastante calor.


El último tramo es de Rio Chico hasta el Pinar de Navalcarbón otra vez con unos pequeños sube baja donde me paré un momento a sacar una foto de la bici en plena carrera y mandársela por Whatsapp a mis amiguetes para comentarles que ya me faltaba poco para acabar mi primera maratón en ss y seguramente con éxito.



La parte final era en ligero ascenso por asfalto que se puede atragantar si vas justo de fuerzas, pero que si la haces cómodo como era mi caso, echaba de menos algún diente de menos en el piñón.
Otra pequeña crítica es la nula información que había desde que se entraba en Monte Rozas hasta el Pinar. Yo que soy de la zona no tuve problema, pero había gente que no sabía para dónde dirigirse.
Tras unos kilómetros entre carretera y carril bici, se entra en el pinar y finaliza la carrera.
Acabo en cuatro horas y algo menos de 10 minutos, que para ir en single speed y el perfil de la prueba, con demasiada parte plana (no llegaba a 1000 m en 64 km) creo que no está mal.


Avituallamiento final con bocata incluido que aprovecho porque ya eran las dos de la tarde y “había hambre”.

Reto conseguido y próxima prueba el 27 de octubre con la Ruta Imperial de San Lorenzo del Escorial. Esta la haré con marchas porque son 70 km con un perfil mucho más duro y si las condiciones climáticas son adversas, lo puedo pasar muy mal.



Me da mucha pena quitar esta configuración. Visualmente creo que es la más bonita de las que he aplicado a la Bloom y ha sido un gustazo rodar en Singre Speed estos últimos meses, pero también empezaba a echar de menos la explosividad de las marchas y embrutecerme con las suspensiones.

Creo que acerté plenamente dándole ese carácter versátil a este cuadro que tantas satisfacciones me está dando Pero como nada es perfecto, creo que debí hacerle una cosita más que ahora echo de menos…


martes, 10 de septiembre de 2013

Only Need One

Como he dicho en alguna ocasión, una de las premisas con las que nació la idéa de la Bloom era dotarla de varsatilidad y una de las características que se buscaron fue una futura conversión en single speed o una sola velocidad.

Aprovechando que tenía la horquilla rígida Salsa y que me encontraba muy agusto con ella decidí conservarla. Además (y es opinión personal) creo que la filosofía single speed con la que más me identifico es la de sencillez. Quizá mi proyecto peque un poco de “espartano” o como la denominan algunos amigos “bicicleta Amish” pero es lo que yo considero que debe ser una single speed. Una apuesta por la estética y la sobriedad. Sin elementos que distraigan de las funciones básicas y la elegancia de la bicicleta, pero sin que por ello pierda efectividad y la capacidad de divertirme.

Al realizar la transformación, opté por mantener el juego de ruedas y utilizar un kit de conversión.
Aquí radicó mi principal duda; Qué desarrollo elegir?.

El plato estaba claro; un 32, pero el piñón al ser una 29er no tenía claro por cual decantarme. Por consejo de varias personas, opté por un 20T. Logré “agenciarme” uno prestado por un amigo y el resultado fue genial.

La transmisión se completó con el plato Race Face que tenía en la Bokor y sus tornillos rojos.
El conjunto era funcionalmente muy bueno, pero estéticamente…

En aras de esa filosofía de la sencillez y por que no admitirlo, por un poco de esnobismo puse los frenos mecánicos BB7. Es una elección correcta, pero a años luz de unos buenos hidráulicos como mis Hope.

El resultado fue el siguiente.



Aunque funcionaba muy bien, pedía a gritos una serie de cambios. El tema plato biela, no quedaba demasiado limpio y aprovechando que mis bielas son unas Sram X0 decidí poner un plato Absolute Black que visualmente es una pasada sin necesidad de araña ni nada por el estilo y tiene una virguería de mecanizado. Además va como la seda. Al principio hace un pequeño ruido, pero cuando se asienta, perfecto!!!.



El piñón tosco de prueba pasó a  ser sustituido por un Chris King de 20T. Qué puedo decir de este piñón…simplemente un espectáculo en sí mismo.



También cambié la patilla. Quité la de las marchas y le puse otra Paragon específica para Single Speed.
El funcionamiento es magnífico y creo que las características inherentes a las ruedas de 29 le van como anillo al dedo al ss (inercia, mayor perdón ante obstáculos tanto de subida como de bajada, velocidad en los descensos…).



He hecho todo tipo de rutas; desde predominantemente pisteras a trialeras y alguna de fuerte carácter endurero y siempre el desenlace ha sido el mismo; satisfacción absoluta.


Como dice un amigo mío. Si te gusta el Mountain Bike te gustará el Single speed.

viernes, 7 de junio de 2013

Back to Basics

Durante estos meses he hecho algún cambio a la Bloom en busca de una mayor simplicidad, algún elemento nuevo y algún detalle puramente cosmético.

A favor a la simplicidad, le he puesto una horquilla rígida Salsa Cromoto de acero para eje de 9. Estéticamente es muy bonita y sus finas tuberías pintadas en negro le van como anillo al dedo al resto del conjunto.


Su medida de 468 AC varía en algo más de medio grado el ángulo de dirección, pero aunque sea algo más nerviosa, es perfectamente asumible y se va bastante cómodo puesto que no es algo escandaloso y creo que ha quedado en una gran geometría. Esto también lo pensó Josemi por si alguna vez se optaba por horquilla rígida (un verdadero crack) en aras de la versatilidad que se quiso imprimir al cuadro.

La he probado en esta configuración en todo tipo de terrenos y rutas (algunas bastante agresivas en cuanto bajadas y trialeras) y mi conclusión es que funciona muy bien y es una verdadera  gozada volver a montar de una forma más old school.

Con horquilla rígida también se puede ir por trialeras...
Aunque me encanta y esta configuración seguirá durante un tiempo, volveré también  a la suspensión. Es como más exprimo la bici por mis gustos y técnica a la hora de montar. He tenido alguna conversación con un compañero de ruta fanático absoluto de la horquilla rígida (antiguo freerider que abrazó la religión del rigidismo total) y he llegado a la conclusión de que me encanta (tengo dos bicis más rígidas: la Kilauea y la Voodoo Bokor) pero no voy a renunciar a la suspensión.

Como novedad, le he puesto una tija Van Nicholas de 27.2 y 400mm recta en titanio 3al 2.5v. en sustitución de mi Thomson. Es de fabricación asiática y las soldaduras sin ser una maravilla hacen un conjunto bastante simple y bonito. El sistema de nuez para poner el sillín es un absoluto “infierno”, así que espero no tener que cambiar de sillín en bastante tiempo.



En cuanto a la sensaciones; sí que absorbe más las vibraciones e irregularidades del terreno y sientes alguna ligera flexión en los baches, pero así como el manillar de titanio me sorprendió absolutamente, la tija me ha dejado algo más frío por las expectativas que me creé con comentarios y opiniones que había leído en foros y tal…


Detalle cosmético; la eliminación de las pegatinas de las ZTR Crest. Eran muy grandes y el color rojo se mataba con el resto de la bici en negro y gris. Además el minimalismo de las ruedas en negro y el resto del conjunto con la horquilla rígida queda perfecto. Aunque esto siempre será discutible…


martes, 14 de mayo de 2013

La Ruta de los Vinos (San Martín de Valdeiglesias)


Tercera Prueba y ecuador del circuito MTB 4 estaciones. Cinco pruebas increíbles para mí durante este año que pienso completarlo. No es el "sumum" de la dureza y del mtb extremo, pero todas estas pruebas tienen algo que las han hecho y harán rutas realmente únicas.

La Clásica de Valdemorillo MÍTICA; un pedazo de la historia del MTB en España.

La Rocosa de Moralzarzal ÉPICA; condiciones extremas que la convirtieron en un verdadero reto.

La Ruta de los Vinos San Martín de Valdeiglesias La más COMPLETA y “disfrutona” en todos los aspectos (ahora lo explicaré).

La Bike Weekend (antiguo Festibike) Las Rozas. Corro en casa y este año va a ser algo realmente ESPECIAL. Seguiré informando…

La Ruta Imperial El Escorial; DURA. Quizás la prueba más exigente por recorrido,  perfil, distancia y posibles condiciones climatológicas de las cinco.

Me centraré en La última hasta el Momento; Ruta de los Vinos, concretamente la larga, La Ruta del Vino Tinto.

Todo apuntaba a que sería un día grande de mountain bike. Temperatura excelente, recorrido variado, muy completo y atractivo, terreno en un estado perfecto salvo algún banco de arena (inevitable en Madrid y un tramo encharcado y con barro que todavía no se ha secado).

A esto hay que unir la excelente compañía de mi amigo Noel y un nuevo fichaje (Manolo) que espero que a partir de ahora sea un fijo tanto en nuestras pruebas como en salidas habituales.

El trío de la muerte con el Castillo de la Coracera al fondo
El día empezó muy pronto, porque es la más lejana a mi casa (unos 50 km) y porque como siempre no había dejado nada preparado la noche anterior.

Me dirijo a San Martín de Valdeiglesias, recojo el dorsal y me encuentro con Noel y Manolo. Montamos las bicis y enfilamos  hacia la salida situado al lado del Castillo de la Coracera, un monumento bastante bien conservado. Construido en el SXV por D. Álvaro de Luna, con alguna leyenda curiosa y que actualmente pertenece al ayuntamiento de San Martín y es Centro de Promoción del Vino de Madrid.

Salida *foto Facebook MTB 4 Estaciones
La carrera comienza; y si en anteriores ocasiones critiqué la planificación del recorrido por la masa de participantes que se suelen dar cita, en esta ocasión ha sido PERFECTA, muy fluida, sin atascos ni parones (salvo 1 que matizaré).

La ruta como se informa tiene dos partes claramente diferenciadas. Una primera parte más sencilla y pistera y una segunda más atractiva y exigente tanto en subidas como bajadas y que como los "buenos vinos" te deja con un increíble sabor de boca.

Tras la salida nos dirigimos por el pueblo hacia una pista que desemboca en un sendero que a su vez nos lleva a cruzar la carretera y afrontar la primera subida seria del día. Esta subida alterna rampas (algunas duras, pero cortas) con subida más tendida entre pinares y con un terreno sin complicaciones, fundamentalmente pista y algo de pestosillo asfalto. Aquí vamos bastante cómodos, puesto que nos lo tomamos con tranquilidad y sabiendo que todavía queda mucho recorrido.


Subida
Hay un primer avituallamiento líquido que lo pasamos y pararemos en el km 15 aproximadamente donde tomamos algo de líquido y fruta; parada corta y continuamos por un terreno todavía sin dificultad en bajada que desembocará en senderos o (singletracks, como le gusta llamar a Noel) muy divertido en sube y baja, que castigan pero sin mucha severidad.

Llegamos sobre el km 29 a la primera bajada del día sin dificultad técnica pero rápida y divertida. Acabamos en la carretera que se dirige a San Martín y nos encontramos con el único tapón del día en un paso subterráneo que cruza la carretera. Mucha gente se queja y se pregunta ¿por qué no se cruza la carretera por encima?.  Yo contra lo que escuchaba creo que estaba perfectamente planeado. Es cierto que había un pequeño tapón, pero iba rápido y no esperamos más de cinco minutos y pasar por allí con cuentagotas tenía su explicación puesto que posteriormente había un sendero estrecho con fuertes rampas. Si todos cruzamos en “manada” sobre la carretera y afrontamos las rampas en masa, los tapones habrían sido mayores y seguramente hubiese tocado hacer ese tramo a pata, cosa que no hicimos y realmente se agradece. Creo que la gente no es consciente que somos casi 2000 personas y el tapón es INEVITABLE sí o sí, pero con civismo, comprensión y planificación ocurre como el pasado día, que son llevaderos y bien resueltos.

Volvemos al pueblo y comenzaremos el segundo bucle tras otra breve parada a repostar agua y comer alguna fruta. Manolo se queja un poco de la rodilla, pero no es nada serio y seguimos adelante. La segunda parte comienza con una subida, sin grandes porcentajes ni distancia. Aquí, debido a que me encuentro muy fuerte y el perfil se presta procuro hacerla completa en una sola velocidad. Elijo un desarrollo cómodo que no cambiaré (aproximadamente un 32x20) hasta llegar a la parte más alta. Pueden pensar que soy un chorra o voy de sobrado, pero tiene su explicación…

La verdad es que funciona, voy a un ritmo muy bueno y subo más cómodo de lo que pensaba, sólo me tengo que concentrar en la cadencia  y en meter riñones o levantarme cuando la cosa se pone más difícil. Una vez llegado arriba, nos reagrupamos y dirigimos por una bajada (me gustó que señalizasen las zonas de descenso para que la gente tomase conciencia de lo que toca y no se produzcan frenazos repentinos cuando comienzan las rampas) al siguiente avituallamiento (muchos y bien surtidos) hace calor y hay que hidratarse; todavía queda ruta y si no te hidratas pueden aparecer los calambres o en el peor de los casos “el tío del mazo”; la temida pájara…

Aquí para mi gusto se desarrolla la parte más bonita y divertida del recorrido; la bajada al pantano de San Juan y posterior subida a este mismo avituallamiento. Todo por senderos entre pinares; bajadas con algún tramo técnico donde algún participante sufrió algún percance (recuerdo una herida muy fea en la rodilla y con mucha sangre de un chaval), caminos rompepiernas y una ESPECTACULAR  subida sólo apta para “pros” donde subí lo que buenamente me permitieron mis piernas y técnica, pero muy divertida y donde la gente te animaba hasta que no podías más. Aquí se desarrolló un ambiente de camaradería, apoyo en el sufrimiento y cierto cachondéo que es lo que debería ser el espíritu de este tipo de pruebas….¡me encantó ese momento!. Nuevamente llego al avituallamiento; nos volvemos a reagrupar, hidratación, una barrita, una foto y a afrontar la última parte.

Avituallamiento
La cosa empieza con algo inédito; bajadita rica y Noel marcando el ritmo. He de decir que va con una lefty rígida y no se considera un bajador nato; pero allí estaba él echándole huevos y a buen ritmo.

La última parte pica ligeramente hacia arriba y allí Noel y yo nos separamos de Manolo. Empieza a acusar su rodilla y sobre todo el ancla que lleva como bici. Una Rockrider doble de unos 16 kg. Si el tipo tuviese una bici más acorde a este tipo de rutas, se pondría en órbita. Creo que tiene músculos en las piernas que no existen en el cuerpo de un humano.

Estos kilómetros nos los hacemos juntos en un paraje dominado por los viñedos de la zona y terreno pistero.
Finalmente la organización suprimió casi 6 km; ignoro la razón, pero esto para mí no empañó un día fantástico.

En meta
Lerdo
Llegados a San Martín, había paella, vinito y un ambiente realmente agradable, pero todos sabemos que las MDR son muy duras, así que nos despedimos hasta la próxima y nos dirigimos a casa con una sonrisa en la cara y una satisfacción increíble esperando a la siguiente que será realmente especial…

Titanio


lunes, 29 de abril de 2013

Una Imagen...

Pues eso; que una imagen vale más que mil palabras.

Tengo la suerte de que las rampas del Guadarrama son mi jardín y nada más salir de casa tengo la posibilidad de infinidad de rutas y paisajes increibles en todas las épocas del año.

Lugares míticos para el mountainbike madrileño donde disfrutar tanto de la dureza como la belleza de las mismas.

También tengo la suerte de que mi amigo Noel sea un verdadero "crack" en eso de la fotografía así que dejo unas cuantas imágenes de algunos paisajes de la zona con mi "titanio" como protagonista.

Puente de la Alcanzorla

Presa del Gasco

Presa del Aulencia

Cañón del Aulencia (Mordor)

Disfrutando...

Puente del Retamar I

Puente del Retamar II

Badge


jueves, 21 de marzo de 2013

La Rocosa (Moralzarzal)


Segunda prueba del Circuito MTB 4 Estaciones y segunda y última del Invierno.

Primera vez que se realizaba esta prueba y a mi entender se pagó un poco la novatada. La prueba en sí es bastante bonita, asequible y divertida, pero ni se contó con la posible climatología adversa, ni creo que se planteara de una forma correcta contando con los casi 2000 participantes que nos reunimos.

Foto de la web*
Mi crítica no es en absoluto por temas de organización y logística (ejemplar como siempre) sino por el planteamiento (llamémoslo técnico del recorrido).

Los primeros kilómetros transcurrían de manera normal por pistas con agua, pero cómodamente sin ningún tapón y perfecto, hasta que dejamos el pueblo de Manzanares el Real (Km 10). Aquí empezó a hacer acto de presencia la lluvia de manera notable. Todo transcurría bien hasta que llegamos a la primera subida seria del día; un sendero con unas rampas algo técnicas donde se empiezan a producir tapones considerables (si normalmente en pistas duras se producen, imaginároslo en senderos). Lo peor se produjo entre el Boalo y Mataelpino. Aquí los senderos eran de cierta dificultad y los tapones de campeonato. El agua bajaba como un río y en algunos tramos te enterrabas los pies en el barro. La gente intentaba avanzar por cualquier lado arrasando con la maleza que había alrededor; aun así era prácticamente imposible caminar con la consiguiente desesperación de los participantes que en algunos casos se empezaban a poner algo nerviosos puesto que no eran pequeños tramos de empujar la bici, sino ratos largos y distancias considerables donde estabas completamente parado bajo la lluvia y sumergido en barro.


Este creo que fue el punto negro. El sendero era precioso y muy divertido, pero no creo que fuese lo más apropiado (en ese punto del recorrido) para una marcha de 2000 personas. Seguro que los primeros lo pasaron de miedo, pero de mitad del pelotón atrás fué un verdadero infierno. Yo estaría entre los 600 primeros y ya me tocó esperar bastante tiempo. Repetiré esta ruta con amigos y seguro que disfrutaré este tramo como un enano.

Tras la verdadera criba que se produjo entre los fuertes rampones previos a Mataelpino y el primer avituallamiento, la cosa fue realmente fluida el resto de la prueba.


Bonitos y variados senderos en su mayoría que nos iban conduciendo de una manera bastante divertida hasta Moralzarzal.

Aquí acababa la marcha corta y los participantes de la marcha larga éramos desviados al segundo avituallamiento. Seguimos por una subida calificada por la organización como “muro?” que no me pareció por perfil demasiado dura, pero que era un auténtico lodazal y te obligaba a bajar de la bici porque se enterraba y no avanzaba en las primeras rampas . Una vez arriba, comienza una divertidísima y rápida bajada que con el terreno en buen estado tiene que ser meteórica y no exenta de algún tramo atractivo con sus piedras y raíces. Debido a la gran cantidad de charcos y barro, había que tomárselo con un poco de cuidado y frenar ciertas “alegrías” a las que invitaba el recorrido.



El resto, pistéo con algún sendero completaban los últimos kilómetros que faltaban hasta la meta donde la lluvia, el barro y los charcos (auténticas lagunas) nos acompañarían hasta cruzar la meta.



Las condiciones climáticas hicieron bastante dura una ruta en principio no tan complicada. Ese sufrimiento y el haber llegado a la meta (bastante gente abandonó a lo largo del recorrido y otros optaron acabar en el km35) hicieron de esta prueba algo mucho más atractivo del planteamiento que tenía de ella a priori dándole un carácter épico y de cierta gesta conseguida (aunque pueda sonar algo pretencioso) y que reúne algunos de mis conceptos del mountainbike como deporte de esfuerzo y superación personal.