Domingo 19 de abril. Prueba correspondiente al mencionado
mes del Open de Madrid y uno de los clásicos del mtb en Madrid con 14 ediciones
a sus espaldas.
Semanilla revuelta pero con buen tiempo anunciado para el
día de la prueba.
Había quedado con dos amiguetes más para participar en esta
prueba y vernos después de un tiempo de no compartir correrías ciclistas. No
compartía rutas con mi amigo Javier desde Torrelaguna y con mi amigo Jorge
desde antes de mi fractura de peroné.
El domingo madrugo y dejo todo bien preparado la noche
anterior para poder estar pronto en Colmenar. No me pilla demasiado lejos, pero
como hay prácticamente 1000 participantes (entre open y cicloturista) las colas
que se forman para sellar la licencia y recoger dorsal son antológicas.
Debido a esto se habilita recogida el sábado por la tarde,
pero por cuestiones diversas, me fue imposible pasar, así que prefería llegar
antes el domingo y evitar colas en la medida de lo posible. La verdad es que no
tardé nada y pude preparar todo con tranquilidad y esperar a mis amiguetes.
Una vez reunidos los tres, nos ponemos en la zona habilitada
en la salida para los participantes de la cicloturista; como siempre nos toca
detrás…
A las 9:30 se da la salida a los del open y 6-7 minutos
después salimos nosotros.
Al principio salida neutralizada hasta cruzar la carretera y
entrar en pistas. Una vez en el campo la gente va como loca por unas pistas sin
demasiadas dificultades ni grandes porcentajes. Aquí me empieza a dar problemas
el plato con salidas de cadena que serán constantes a lo largo de la prueba.
Los dientes están en las últimas y la culpa es mía por no haberlo cambiado,
pero estos pequeños percances no me iban a detener, así que a meter la cadena
en el plato y para adelante…
Con estos contratiempos nos vamos separando y juntando,
puesto que la idea en principio es hacer la marcha juntos. Llega una zona con
una subidilla un poco trialera donde tenemos parón (ocurre en todas las
ediciones), pero va relativamente rápido y todo el mundo de nuevo en marcha.
En esta primera parte se va muy rápido. Bajaditas y subidas
no demasiado fuertes por camino con buen firme; llegamos a una subida algo más
dura y por un camino más roto y a continuación una bajada bastante divertida
sin demasiada dificultad, pero con la dosis de piedras suficiente para hacerla
con respeto. Después más subidas y bajadas de repechos que será la tónica de
este primer tramo al primer avituallamiento que creo recordar que estaba sobre
el kilómetro 20. Lo habíamos hecho a un ritmo bastante bueno y rápido, pero
habíamos descolgado a nuestro amigo Jorge, así que paramos y esperamos… al cabo
de 5 minutos aparece y le damos tiempo para recuperar y tomar algo. Seguimos la
marcha por una especie de pista asfaltada con constantes subidas y bajadas.
Esta es la parte más aburrida de la prueba, donde se puede ir rápido y empiezo
a coger ritmo. Como uno de mis amigos se empieza a descolgar, prefiero seguir
mi ritmo y esperar en el segundo avituallamiento.
Cruzamos el paso subterraneo de la autovía M-607 y estamos
de nuevo en Colmenar. A través de un senderito muy estrecho nos dirigimos a las
vías del tren donde se atacan un par de repechos antes de meternos en un
sendero de bajada muy divertido donde se coge bastante velocidad hasta llegar a
la zona de los arroyos; para mí bastante pestosa, plana y donde hay que cruzar
unos cuantos arroyos que por la fecha traen agua y acabas con los pies
empapados (por no mencionar unas cuantas salidas de cadena más y ya iban unas
cuantas).
Tras cruzar unos 5 o 6 comienza una subida no demasiado
pronunciada pero sí constante que va bordeando la tapia del pardo hasta
alcanzar el segundo avituallamiento en el km 40. A estas alturas iba muy bien y
pasando a un montón de gente. Tomo algo, bebo algo y espero un rato a mis
amigos, que aparecen y les digo que yo ya tiro hasta el final para no quedarme
frío. Queda la parte más dura de la prueba y la que puede hacer daño de verdad.
Aunque sólo se llevan 40 km y no creo que mucho porcentaje
de subida, el ritmo y los constante sube-baja, te van tocando las piernas.
Bajada rápida pegados a la tapia del Pardo y primer rampón
serio aunque corto donde comenzará un sendero estrechito con alguna zona de
trialeras que desembocará en la bajada al puente de la Marmota.
Como todas estas pruebas, voy con horquilla rígida, pero no
se sufre demasiado y me pude hacer toda esta parte sin mayor problema y del
tirón.
Una vez que pasas la Marmota, se sube hacia un sendero con
algún repecho técnico y con buen porcentaje. En este punto de la carrera, se va
lo suficientemente estirado para hacerlo sin agobios y disfrutando del entorno.
Este sendero desemboca en una pista que va picando cuesta
arriba donde paso a bastante gente y que volverá a desembocar en otro sendero
divertido que acabará en el cruce de la carretera de Colmenar a Hoyo de
Manzanares. Más pista por la colada de las Dehesillas, más salidas de cadena y
más gente pasada. La verdad es que me encuentro muy a gusto y no haberme
quemado mucho en la primera parte me permite darle zapatilla en esta segunda
mucho más entretenida y exigente.
Llegada al puente romano de la carretera de Cerceda y paro
en el avituallamiento (me apetecía horrores una coca cola… y de paso me tomé un
plátano).
Como habíamos quedado en meta sigo y nos metemos en el
Camino Cencerrero. Un tramo divertido con trialeras, pasos de riachuelos,
subidas técnicas y todas las diabluras que se te ocurran para llevar más de 60
km en las piernas.
Una vez pasado, se vuelve a bordear el pueblo por pistas que
pican hacia arriba y donde paso a gente que ya va verdaderamente “matada”. Voy cazando grupos uno tras otro hasta llegar
al carril bici donde le “pego” todo lo que puedo y cazo a un grupete con los
que vamos en plan sprint hasta llegar a las inmediaciones del polideportivo
Martín Colmenarejo donde veo que ya sólo me sigue uno de ellos y no me coge,
así que paso la meta y espero a mis amigos que van llegando.
El tiempo 4 horas 4 minutos (lo que pone en el marcador es
desde la salida del open). Entre ritmillo cochinero de la primera parte y
paradas en avituallamiento, estoy seguro que bajaba de las 4 horas sin
problema, pero bueno, aunque siempre te pica un poco el tiempo, tampoco era el
objetivo de una buena mañana de mtb.
Ojo a los tres dorsales consecutivos |
Nos vamos a la barra instalada donde cogemos una cerveza y
se podía elegir entre bocatas o un plato de macarrones.
Comentamos la jugada y nos pegamos unas risas recordando “chorradas”
de los últimos meses. Lavamos las bicis y nos despedimos.
La próxima prueba es la Cofidis Biker Cup en Moralzarzal. No
suena muy estimulante; 50 km y el recorrido de “La Rocosa” del MTB 4 estaciones
pero al revés.
Los platos fuertes vendrán en Junio con los 88 de Mammoth o
la Madrid Xtrema y donde sólo podré elegir una…menudo dilema!!!
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