jueves, 26 de febrero de 2015

Rotor Big Race Torrelaguna

El pasado día 15 de febrero, tomé parte en la Rotor Big Race. Primera prueba del Open de Madrid 2015.

Mi idea era hacer las 10 pruebas, pero rápidamente mi mujer me quitó esos pájaros de la cabeza y me dijo que con una al mes iba más que servido.

Febrero me brindaba dos pruebas. Una clásica, cerca de casa, con solera etc.. Rally de Galapagar y algo nuevo, con una pinta bastante salvaje y para bikers duros de verdad. Como soy un iluso y un inconsciente a partes iguales, escogí esta última.



53 Kilómetros, 2.165 metros positivos de desnivel, recorrido incógnita, tiempo imprevisible…todos los ingredientes para una “reventada” en toda regla.

Me preparé como pude las semanas anteriores. Una tiradita más o menos larga a la semana por la zona y 3 o cuatro saliditas cortas de 1 hora aproximada antes de ir a trabajar. Es decir; una mierda…, pero por lo menos coger algo de fondo y piernas para lo que se avecinaba.

Como soy consciente de mis limitaciones, me apunté en la cicloturista sin ninguna pretensión a parte de acabar semejante inconsciencia.

El día de la prueba, madrugón y camino a Torrelaguna la noche anterior había llovido pero el día parecía bueno y en la web de la prueba decían que el terreno era pizarroso y drenaba de lujo.

Según me acercaba, una enorme boina de niebla bastante densa cubría la zona, pero según avanzaba el tiempo se disipó y quedó un día bastante bonito. Aparqué en las cercanías del polideportivo y me dirigí a la recogida de dorsales donde había quedado con mi amigo Javi.

La recogida de dorsales como en todas las pruebas del open de Madrid un poco caos y coñazo. No sé por qué no dan todo de una vez, si en la inscripción ya se paga la licencia de un día y nos evitamos la cola para rellenar y sellar la dichosa licencia…

Una vez conseguimos el dorsal y la bolsa del corredor (bastante pobre, todo hay que decirlo) nos dirigimos a por las bicis y ponemos rumbo al lugar de salida situado en la plaza del ayuntamiento y la iglesia de la Magdalena (un lugar precioso).

De una forma bastante puntual se da la salida (creo que unas 600 personas que agotaron las inscripciones). Algunos salían como auténticas balas, pero mi idea era dosificar seriamente porque era una prueba muy dura y no quería acusar sobreesfuerzos tontos, calambres y cosas por el estilo.



Nada más salir del pueblo subida por pista con algunos repechos “graciosos”, pequeño tapón al pasar de pista a sendero y más subidas. La cosa parecía relajarse algo en un sendero divertido donde hace su aparición el barro (menos mal que el terreno drenaba; nada más lejos de la realidad). En algunas partes es imposible traccionar, pero son tramos pequeños. Después lo que viene siendo la tónica habitual de esta prueba; más subidas hasta llegar a un pedazo de pendiente que superaría los 20º y pié a tierra.

En este punto de carrera todavía no era consciente de donde me había metido. Siento no ser muy preciso y no saber exactamente los detalles de donde me encontraba; la carrera discurre por los municipios de Torrelaguna, el Berrueco, Torremocha y Patones y es una zona donde prácticamente no he montado nunca.



El caso es que apenas llevábamos 16 km y habíamos realizado la primera subida larga que culminaba en la Atalaya Musulmana y había sido bastante dura. Ya se veía el embalse de El Atazar y se inicia la primera bajada. Empieza con un sendero para ir relajando piernas, pero a  300 metros te das cuenta que de relajarte nada. El sendero se empieza a complicar en una trialera con inclinación y algún paso realmente comprometido donde vi a un chico con unas heridas en la cara realmente feas. En este momento pienso que soy un valiente por haber optado por la horquilla rígida.



La bajada culmina en un bonito sendero entre pinares donde sólo cabe una rueda y el barro hace nuevamente su aparición y terminará en el km 19 donde paramos en el primer avituallamiento.

Aquí me encuentro con un conocido del foro que había tenido una avería en el pedal de su fat bike. Una verdadera pena, porque iba como una bala y disfrutando a tope de su bici y del recorrido. Le doy el “pésame”, él me desea suerte y continuamos por un sendero de características similares aunque un poquito más ancho.



Después comienza una bajada bastante larga y con características de todo pelaje. Inclinaciones brutales de sillín al pecho, bajadas asumibles y divertidas y trialeras donde echar el pie a tierra en más de una ocasión (queda mucha carrera y no te la puedes jugar). Ya habíamos visto los estragos que podían causar estas trialeras en el primer avituallamiento donde no dejaban de sonar ambulancias llevándose a participantes magullados.

En el km 25 llega la única parte de respiro de toda la carrera, unos 2.5 km planos a la orilla del río aunque con charcos y barro.

Después comienza una nueva subida larga por pista que empieza ya a picar en las piernas, aunque de momento la hacemos bastante cómodos, incluso pasando a algún que otro participante. Paramos en el segundo avituallamiento y seguimos por la misma pista en subida que acabará en un sendero que ya pica de forma brutal hacia la vertical y los últimos metros hay que empujar la bici (y ya van unas cuantas veces). Al llegar al punto más alto, preguntamos a una persona de la organización que si alguien se había hecho eso montado y nos respondió que los primeros. Yo realmente aluciné…

A partir de aquí trialeras, repechones y un rompepiernas en toda regla que combinaba lo peor de cada casa (en subidas y bajadas). Pie a tierra, pasos de locura, cortafuegos. En uno de los tramos, había unos chavales con bicis de descenso, cascos completos y todo tipo de protecciones esperando a que pasaran los de la marcha y mirando con cara rara a un loco que iba con horquilla rígida.

A estas alturas de la carrera ya no tenía claro si lo de la horquilla rígida, era una machada o tomaba serio cariz de gilipollez. El dolor de brazos, era bastante considerable.

Después de la bajada otra subida seria, aunque esta vez por pista lo que ya se llegaba a agradecer, pero los porcentajes y las rampas eran de los que te daban la risa.

Llegamos al último avituallamiento Km 41.9 y mi amigo me dice que tiene prisa y sale disparado. El cabrito hace triatlones olímpicos y está como un maldito toro. Yo me he estado reservando, hidratando y comiendo y no quiero fastidiarla al final, así que paro; como, bebo algún trago, algo de sales, un gel y a seguir…

El camino es nuevamente por senderos que combina bajadas y subidas por un entorno precioso, pero que a estas alturas me importaba un pimiento y no saboreaba como se merecía.



Nueva y última bajada larga con más de todo. Con el cansancio acumulado, el dolor de brazos y manos, y la exigencia del terreno, empezaba a flirtear con el desastre; así que paso de piques, bajo seguro y a llegar abajo de una sola pieza. Ya faltan unos 5 km y nos dicen que todo lo peor ha pasado. Sigo unos metros y una nueva “broma”; bajada al río por un camino de cabras en el que tengo que desmontar y un tramo de piedras y cantos que acaba de rematar mis doloridos brazos.

Una vez pasado esto el resto es un pisteo asumible que se hace con tranquilidad hasta llegar a la meta.
En definitiva, una ruta muy dura, técnica e impresionante. Sin miedo a equivocarme, seguramente la carrera más exigente que se realiza en la Comunidad de Madrid.

Si no encuentras sentido a las rutas donde tienes que desmontar de vez en cuando, si las trialeras como que no… y llegar reventado a meta no va contigo. Definitivamente la Rotor Big Race no es tu carrera.

Mención aparte para la organización. Señalización impecable, circuito espectacular, avituallamientos completísimos. Incluso en algún paso complicado, te recomendaban la trazada correcta, lo que en ocasiones ayudaba bastante.



Mi tiempo, bastante mediocre para lo que pululaba por la prueba. 6:01h. 399 de la general y 57 de la cicloturista en una prueba que muchos no terminaron.

Un amigo me preguntó al día siguiente que si en estas pruebas se disfrutaba. Sinceramente el día de la carrera lo ves más como un reto y no lo disfrutas tanto, pero es como los buenos vinos que deja un regusto que pasado un tiempo es cuando lo gozas de verdad y seguramente el año que viene repetiré.

Próxima cita, Rally de Robledo de Chavela.

Aquí dejo el track por si algún valiente se la quiere hacer

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