Nunca he tenido claro qué es una Monster cross?. No sé si es
una ciclocross con ruedas más anchas, una bici de montaña con manillar de
carretera, una bici diferente con una geometría y características especiales,
etc… De hecho en algunos foros y sitios donde he mirado el concepto tampoco
está muy definido y hay disparidad de opiniones.
Por lo tanto yo defino mi creación como Monster Bloom.
Monster en el sentido clásico de la palabra “Monstruo – Ser que presenta
características ajenas al orden regular de la naturaleza”. Así que tratándose
de mountain bike, he creado un pequeño monstruo.
El punto de partida es una foto que me pareció muy
inspiradora. Eran dos bicicletas Baum (casi nada) con unos drop bars,
encintados en cuero marrón y unos sillines Brooks, que junto al titanio, frenos
mecánicos, horquillas rígidas etc… me hicieron alcanzar una catarsis ciclista
inmediata.
El causante de esta repentina enajenación había sido mi
amigo Noel que se quería montar una Monster a partir del cuadro de su Kona Unit
y me había mandado la foto anteriormente mencionada. Me puse en contacto con él
y le dije que yo quería algo como la foto de las Baum. Al principio pensó que
estaba de coña (porque cree que soy una especie de endurero atrapado en una
bici rígida de titanio; nada más lejos de la realidad) y que no me iba a gustar
montar en una bici de esas características. Tras insistir un poco y decirle que
iba completamente en serio le pedí que me indicase sitios para conseguir los
cachivaches necesarios para el montaje a buen precio. Es un auténtico zahorí de
piezas y componentes ciclistas y es capaz de encontrar cualquier cosa que
necesites al mejor precio.
Removiendo Roma con Santiago me consiguió sillín, cinta,
potencia y manetas de freno a un precio bastante de chiste. En principio era
sólo para probar, así que no me quería gastar una gran cantidad de dinero, pero
por otra parte las piezas que me gustaban algunas de ellas no eran precisamente
baratas. Pues él se las arregló y en tres días tenía el sillín Brooks B17, la
cinta de cuero Brooks y las manetas y una potencia muy corta y de diferente
ángulo (positivo-negativo) para ir corrigiendo posiciones respecto al nuevo manillar
que acabaría siendo un Salsa Woodchipper de segunda mano en un estado impecable
y a un precio muy bueno.
Quería detenerme en dos de las piezas fundamentales sobre
las que gira el montaje.
-Sillín Brooks B17 Narrow en color Antique Brown( con la
cinta de manillar de cuero Brooks a juego). Lo primero que impacta es la
presentación de la caja con su librito de instrucciones y demás parafernalia;
pura elegancia y tradición inglesa. El sillín es el modelo más antiguo del catálogo actual de
Brooks con más de un siglo de existencia. Materiales de primera, hecho a mano
en la vieja fábrica de Birmingham… aunque pesa más de medio kilo
-Manillar Salsa Woodchipper 2 La verdadera personalidad de
esta bici la marca este manillar. No es un manillar puro de carretera, es un drop
bar off road un poco más ancho que uno convencional y permite unas posiciones
para no ir tan forzado como con un manillar puro de carretera.
Una vez con todo el material en nuestras manos llegó el
momento del montaje. Lo hicimos en el garaje de la casa de Noel, lo cual sirvió
para pasar una agradable mañana de colegas y bicis.
La lástima es que por las prisas y tal no pudimos hacer una
ruta de prueba; la cosa tendría que esperar al día siguiente.
La prueba de fuego fue una ruta por Villanueva del Pardillo
y Valdemorillo.
Al principio las sensaciones eran muy raras; el sillín de
cuero sin base es duro como una piedra y resbala. El manillar es muy extraño
(sobre todo para alguien como yo que nunca ha montado en una bicicleta de
carretera), pero la experiencia pese a todo no me disgustó, me parecía muy
divertido afrontar bajadas con esa posición tan lanzada y en ocasiones suicida
y subiendo aunque los brazos iban muy juntos ayudaba a un pedaleo eficiente y no
era para nada incómodo.
Tras unas cuantas salidas me empecé a desenvolver mucho
mejor, bajaba a una velocidad aceptable con una posición menos forzada y con
muchas menos molestias en las manos (al principio me dolían muchísimo).
Por su parte el sillín se iba adaptando progresivamente y
resultando ciertamente cómodo. En cuanto el cuero “rompe” y se va adaptando,
sientes una agradable sensación de amortiguación y desaparece esa sensación de
superficie resbaladiza. Dicen que con el tiempo hay que tensar el sillín con
una llave especial que trae para que no se doble en exceso y además tiene
mantenimiento con grasa (la piel se supone que es un tejido “vivo”).
Dejando aparte la faceta técnica, es una configuración que me
gusta mucho. Piezas visualmente muy potentes y fuera de lo común en una bici de
montaña actual pero que rebosan elegancia. Te puede gustar más o menos un B17,
pero sabes que es algo de calidad y respira historia del ciclismo por los
cuatro costados.
Las formas clásicas del cuadro, los componentes y los
colores le van como anillo al dedo a ese aire british que tiene Brooks.
Una bicicleta, en definitiva para hacerte disfrutar cuando
vas montado encima de ella y cuando bajas…