Segunda prueba del Circuito MTB 4 Estaciones y segunda y
última del Invierno.
Primera vez que se realizaba esta prueba y a mi entender se
pagó un poco la novatada. La prueba en sí es bastante bonita, asequible y
divertida, pero ni se contó con la posible climatología adversa, ni creo que se
planteara de una forma correcta contando con los casi 2000 participantes que
nos reunimos.
Foto de la web* |
Mi crítica no es en absoluto por temas de organización y
logística (ejemplar como siempre) sino por el planteamiento (llamémoslo técnico
del recorrido).
Los primeros kilómetros transcurrían de manera normal por
pistas con agua, pero cómodamente sin ningún tapón y perfecto, hasta que
dejamos el pueblo de Manzanares el Real (Km 10). Aquí empezó a hacer acto de
presencia la lluvia de manera notable. Todo transcurría bien hasta que llegamos
a la primera subida seria del día; un sendero con unas rampas algo técnicas
donde se empiezan a producir tapones considerables (si normalmente en pistas
duras se producen, imaginároslo en senderos). Lo peor se produjo entre el Boalo
y Mataelpino. Aquí los senderos eran de cierta dificultad y los tapones de
campeonato. El agua bajaba como un río y en algunos tramos te enterrabas los
pies en el barro. La gente intentaba avanzar por cualquier lado arrasando con
la maleza que había alrededor; aun así era prácticamente imposible caminar con
la consiguiente desesperación de los participantes que en algunos casos se
empezaban a poner algo nerviosos puesto que no eran pequeños tramos de empujar
la bici, sino ratos largos y distancias considerables donde estabas
completamente parado bajo la lluvia y sumergido en barro.
Este creo que fue el punto negro. El sendero era precioso y
muy divertido, pero no creo que fuese lo más apropiado (en ese punto del recorrido) para una marcha de 2000 personas. Seguro que los primeros lo pasaron de miedo, pero de mitad del pelotón atrás fué un verdadero infierno. Yo estaría entre los 600 primeros y ya me tocó esperar bastante tiempo. Repetiré esta ruta con amigos y seguro que disfrutaré este tramo como un enano.
Tras la verdadera criba que se produjo entre los fuertes
rampones previos a Mataelpino y el primer avituallamiento, la cosa fue
realmente fluida el resto de la prueba.
Bonitos y variados senderos en su mayoría que nos iban
conduciendo de una manera bastante divertida hasta Moralzarzal.
Aquí acababa la marcha corta y los participantes de la
marcha larga éramos desviados al segundo avituallamiento. Seguimos por una
subida calificada por la organización como “muro?” que no me pareció por perfil
demasiado dura, pero que era un auténtico lodazal y te obligaba a bajar de la
bici porque se enterraba y no avanzaba en las primeras rampas . Una vez arriba,
comienza una divertidísima y rápida bajada que con el terreno en buen estado
tiene que ser meteórica y no exenta de algún tramo atractivo con sus piedras y raíces.
Debido a la gran cantidad de charcos y barro, había que tomárselo con un poco
de cuidado y frenar ciertas “alegrías” a las que invitaba el recorrido.
El resto, pistéo con algún sendero completaban los últimos
kilómetros que faltaban hasta la meta donde la lluvia, el barro y los charcos
(auténticas lagunas) nos acompañarían hasta cruzar la meta.
Las condiciones climáticas hicieron bastante dura una ruta
en principio no tan complicada. Ese sufrimiento y el haber llegado a la meta
(bastante gente abandonó a lo largo del recorrido y otros optaron acabar en el
km35) hicieron de esta prueba algo mucho más atractivo del planteamiento que
tenía de ella a priori dándole un carácter épico y de cierta gesta conseguida (aunque
pueda sonar algo pretencioso) y que reúne algunos de mis conceptos del mountainbike
como deporte de esfuerzo y superación personal.