Por fin veo cumplido uno de los proyectos a los que he
dedicado durante este pasado año gran parte de mi tiempo e ilusiones.
Es un proyecto que no he emprendido solo. He contado con la
inestimable ayuda de mi amigo Josemi que es realmente el verdadero artífice de
todo y sin su inestimable colaboración esto nunca se habría llevado a cabo.
Quiero agradecerle desde aquí sus conocimientos y la grandísima
paciencia, generosidad y dedicación que ha tenido hacia los sueños de un amigo
quitándose un montón de horas de su tiempo para llevarlo a buen puerto.
Quiero decir también que más importante que el resultado final
material, ha sido lo que he aprendido y vivido; las interminables
conversaciones, los cientos de mails cruzados, los momentos de ilusión, de
risas, los momentos de duda y también los momentos de decepción. Está
claro que de todo se aprende y esto ha sido una auténtica enciclopedia empírica
de cómo crear de la nada una maravillosa máquina que a día de hoy me proporciona
unas satisfacciones difícilmente descriptibles y una increíble montaña rusa de
emociones y sentimientos.
Bueno; el resultado de todo esto ha sido una fiable, bonita y
sobria bicicleta 29er de titanio customizada completamente en medidas, gustos a
la hora de montar, adaptada al tipo de rutas más habituales y a las manías de
su propietario tanto técnicas como estéticas. Así como versatilidad en su
utilización con punteras deslizantes, un generoso paso de rueda etc…
El primer paso fue el diseño del cuadro. El material sería Titanio
3Al 2,5V. Material que sería elegido por sus propiedades tanto de elasticidad,
absorción, rigidez, ligereza y durabilidad que a nuestro entender son las
más adecuadas para la fabricación de una bicicleta. Además de la propia belleza
del material “per se” sin ningún tipo de pintura lacado etc…
Aquí Josemi es un atentico maestro, se desenvuelve con el
Autodesk-Autocad como nadie y sus planos son de lo mejor que he visto nunca (y
esto es un hecho).
Medidas, ángulos, espesores, diámetros, distancia entre tubos,
guiados de cables, ranuras del tubo vertical, tipo de pipa, refuerzos,
punteras, acabado de tirantes y vainas… todo se da vueltas una y mil veces. El
tipo tiene el don de acabar convenciéndote de todo no porque quiera imponer una
idea, sino porque sus argumentos son de una lógica tan aplastante que acabas
preguntándote cómo podías ser tan ceporro de pensar lo contrario?
El resultado final fue esto. (como comprenderán, los datos me los
guardo pero se hacen una idea bastante precisa)
Ahora quedaba encontrar ¿quién fabricaría el cuadro?. Nosotros no
tenemos ni los medios técnicos ni destreza en soldar y cortar tuberías de titanio. Sondeamos varias posibilidades y nos decantamos por la
asiática XACD.
Habíamos buceado en blogs, foros e infinidad de páginas en
internet viendo e informándonos de sus trabajos. Sabemos que habían hecho cosas
para Amaro o Jerónimo en España y diferentes cosas en otros países con
unos resultados más que aceptables.
Nuestro diagnóstico fue buena materia prima, buenos acabados,
resultados fiables (había pocos problemas con sus trabajos y la mayor parte
eran fallos de diseño), precio contenido y la posibilidad de hacer todo lo que
queríamos (previo pago si era tipificado como extra, de los cuales metimos
varios), además de que ellos también utilizan y diseñan con el mismo programa.
Aquí hago un paréntesis para comentar la forma de trabajar que
tiene esta gente. Como he dicho antes me parecen grandes artesanos, trabajan
muy bien el titanio pero tienen una forma de funcionar puramente mercantilista.
Ellos hacen literalmente lo que les pidas, por muy horroroso, antinatural o
disparatado que sea. No tienen el concepto marca, ni les importa dar una línea
coherente a sus trabajos (con lo que se labrarían seguramente una mayor
reputación). Su filosofía se resume en tú pagas, yo te lo hago (invariablemente
en ese orden). No tengo que decir nada de las negociaciones entre Porter
(responsable de XACD) y mi amigo Josemi, calificadas como un auténtico “Mercado
Persa”. Pero todo hay que decirlo, cuando pagas y todo queda atado, son
formales, serios y muy eficientes. Si los chinos potenciaran el marketing, el
diseño con un equipo de ingenieros especializados (donde fallan de
manera estrepitosa) y escribieran en místicos blogs creado por algún gurú del
tema, otro gallo cantaría.
Finalmente y en el plazo programado (incluso unos días antes),
recibimos unas fotos del resultado final.
(nota
estas fotos las hice yo con el cuadro ya en mi poder, las que me mandaron era
mucho más cutres).
Durante
ese periodo de espera mientras se realizaba el cuadro (creo recordar que eran
dos meses aproximadamente), decidimos no dejarlo “desnudo” y decidimos “vestirlo”
creando nuestra propia marca.
Lo
primero, evidentemente era elegir el nombre. Tenía que ser algo corto, sonoro y
que quedase bien. Como ambos somos bastante fans del grupo Nirvana, se
barajaron dos nombres de canciones de su disco Nevermind BLOOM (In Bloom) y
BREED; ambas cumplían bastante bien las características anteriores. Finalmente
salió BLOOM.
El
modelo de la bici se llamaría Kiddo en referencia a la protagonista de las
películas de Quentin Tarantino Kill Bill (Beatrix Kiddo, el personaje de Uma
Thurman), porque creo que le viene al pelo; una auténtica bestia dentro de un
bello envoltorio. Además en jerga, Kiddo significa principiante o novato y eso
es lo que éramos nosotros, puesto que era nuestro primer proyecto de bici.
Ahora
había que hacer la tipografía y el Badge. La tipografía salió bastante rápido y
Josemi ideó un logo que creo que es acojonante. La bola de billar número 8 pero
cambiando el 8 por la B de Bloom en su tipografía y con el nº 22 (número
atómico de la tabla periódica del Titanio).
El
badge fue otra historia. Queríamos algo de calidad, hecho a mano, único y de
carácter artesanal, un poco el concepto de todo el conjunto.
Primero
pensamos en Jennifer Green (de Revolution Cycle Jewelry); pero aunque sus
trabajos eran muy buenos sus precios eran muy altos. Aquí es donde gracias de
nuevo a Josemi aparece un personaje increíble. Un tipo de Indiana llamado Terry
Lee Jones (Jones and Son Headbadges) que se dedica a hacer badges clásicos de
bicicletas y motos en su pequeño taller. Fue un descubrimiento perfecto. Es una
persona que se volcó totalmente con nosotros, nos hizo infinidad de pruebas,
contestaba de inmediato y carecía de ese afán materialista que tenía Porter.
Era todo lo contrario, se implicó en el proyecto y todo fueron facilidades.
En
principio el Badge sería el logo de la bola. Pero una vez en metal y doblado
sobre la pipa no acababa de funcionar.
La
nueva decisión sería tomar como referencia el logo de Remington (de las bicis
de finales del XIX) y modernizarlo tanto en formas como en tipografía pero sin
perder la esencia de algo clásico con esa bonita combinación en los metales
entre el dorado y el plata. Como veréis esta bici tiene varios guiños al pasado
(el badge, el sillín y los cierres de rueda Ringlé). El resultado creo que
funciona bastante bien y es un equilibrio entre el minimalismo y limpieza de
tipografía y formas y un cierto barroco en la mezcla de colores. Supongo que
para algunos no será de su agrado, pero para mí es perfecto y muy elegante,
como creo que es el conjunto (o al menos eso he buscado).
Con
todo listo, lo que faltaba era que llegase el cuadro y en poco tiempo recibí la
temida carta de aduanas. Esto fue lo peor de todo, no contaré toda la peripecia
porque fue bastante larga, frustrante y me dejó con un mal sabor de boca. Es
indignante la disparidad de criterios y las lagunas legislativas teñidas de
abuso que hay en este aspecto, pero corramos un tupido velo…
Ahora
llegaba el momento de elegir componentes.
Estaba
claro que el conjunto iba a estar formado por elementos funcionales sobrios y
sin ninguna estridencia, para dar al conjunto un aire lo más clásico posible
como correspondía a sus formas y tuberías.
Los
colores no se saldrían del negro y el gris para dar sensación de un todo
integrado y que no pareciese algo parcheado a retales inconexos
.
.
-Dirección
y bujes Chris King en negro. Para los aros los ZTR Crest (aquí falla la
pegatina roja que todavía estoy pensando si la quito o no) y radios DT Swiss
Competition biconificados negros (no puse titanio porque este conjunto ya lo
había probado y me parecía realmente fantástico, pero no lo descarto en un
futuro).
Esto
unido a unas cubiertas Maxxis Ardent Lust de 2,25, la hacen unas ruedas
bastante demoledoras (si bien no son las más rodadoras ni ligeras del mundo)
Como
cierres unos bonitos Ringlé clásicos noventeros comprados al forero Marcus (otro
gran placer tratar con él)
He
de añadir que las ruedas fueron radiadas por una persona de mi total confianza
y mecánico excepcional; Jesús de la tienda de bicicletas Foxil de Villanueva
del Pardillo y el resultado como todo lo que hace es de chapeau.
-
Transmisión. Aquí me decanté por Sram X0 que también había probado y estoy
encantado con ella. Fiable, robusta, sin apenas desajustes algo que une mis dos
premisas en esta bici; bonito y funcional.
-
Frenos Hope Tech V2. La opción Hope era innegociable, a su indudable estética
(increíble mecanizado) hay que unir su funcionamiento impecable. Era un “must”
en el montaje final.
-
Horquilla suspensión Rock Shox Reba. Elegí horquilla de suspensión porque para
mis rutas, terrenos por los que me muevo etc… se adapta mejor. La elección
Reba, fue por funcionamiento, fiabilidad y estética (los colores encajaban como
anillo al dedo).
-
Puños Esigrips Chunky negros (otro elemento innegociable)
-
Sillín Selle Italia Flite 1990. Estética y espíritu noventero en uno de los
primeros sillines con raíles de titanio. Aunque es un “revival”, es una pieza
de culto.
-
Tija y potencia Thomson elite negro. Nadie puede discutir el clasicismo y
belleza de estos elementos (otro ejemplo de mecanizado perfecto). Puede que una
tija de titanio sea el complemento ideal y donde se potencie más las
propiedades del cuadro, pero es como las mujeres y los tacones. Para estar
bella hay que sufrir.
Puede
que la elección no sea del agrado de todo el mundo, pero crean que es algo
meditado y adaptado a mis propios parámetros tanto funcionales como estéticos.
Noten
también que no ha habido referencias a pesos. En un proyecto como este veo una
“ordinariez” hacer referencia a esta variable y es algo que no he hecho y no me
ha preocupado en ningún momento. Me he guiado más por la funcionalidad, la
fiabilidad y la estética (soy consciente por los componentes utilizados que sin
ser una pluma, el peso es bastante contenido).
Sólo
pesé por curiosidad el cuadro y con badge, pegatinas y tornillos (es un cuadro
de tubería de espesor constante) dio 1740 gr en el peso.
Habrán
notado que no hay referencias tampoco al manillar. La razón es porque es
también diseño propio es una tubería de 660 mm de titanio 3AL, 2,5, con 3,5
grados en los extremos y de 22,2 x 0,9 al que se puso un casquillo de Paragon
Machine Works y se le realizo en chorro de arena la tipografía de Bloom.
Nuevamente
para mí un acierto en estética y funcionalidad. Uno de los elementos que más me
han sorprendido y de los que más contento estoy. Nunca había probado un
manillar de titanio de estas características y el resultado es 100%
satisfactorio.
El veredicto final es el siguiente.
En
cuanto al funcionamiento y mis primeras experiencias, el resultado es un poco
lo esperado, aunque no por ello me ha dejado de sorprender (sobre todo el tema
del 29er, puesto que es mi primera bicicleta de este tipo).
Es
una bicicleta pensada para todo tipo de rutas por su geometría y montaje. No es
un misil de carreras ni una doble de enduro, pero se desenvuelve perfectamente
en todos los terrenos. Sube bastante bien y es un auténtico F1 llaneando; es
innegable que cuesta un poco más mover la rueda, pero para mí queda compensado con
la estabilidad a la hora de afrontar pendientes fuertes y pasar obstáculos que
pueden surgir en las subidas (piedras sueltas, escalones, raíces..). Bajando se
comporta muy bien, uniendo a las ruedas de 29, la comodidad del titanio y una
geometría que permite una gran manejabilidad y control sobre la bici. Me da una
sensación de gran seguridad, unido a una mayor velocidad. La he probado en
bajadas largas y en tramos técnicos y noto gran diferencia respecto a mi rígida
de acero 26”.
Todo
ello la hace una bicicleta bastante polivalente, divertida y por sus
componentes de un funcionamiento a toda prueba y bastante fiable (sobre el
papel). En definitiva lo que estaba buscando, además puedo jugar con bastantes
configuraciones debido a sus punteras deslizantes, poniéndola en Single Speed,
modificar la longitud de vaina o por una pequeñísima inversión en las punteras,
jugar con gran cantidad de configuraciones (Rolhoff, eje de 142, diferente
anclaje de disco, etc…), horquilla rígida combinándola con balones de hasta 2.6
sin problemas. Lo que además la convierte en una bicicleta bastante versátil en
un momento dado.
A
modo de resumen creo que ha sido un completo acierto tanto la elección del
material, medida en 29”, así como la opción custom, que creo que es algo
totalmente ventajoso para la persona que va a hacer uso de la bicicleta. En mi
caso es la bicicleta con la que más satisfecho estoy y la sensación respecto a
otras de serie que haya tenido, no tiene nada que ver.
Creo
que todos los que montamos en bici alguna vez hemos tenido la idea o tentación
de crear nuestra bicicleta ideal. Creo que es una experiencia que nadie debería
dejar pasar. En general es tremendamente satisfactoria aunque el éxito definitivo
dependerá en gran medida de nuestros conocimientos o como en mi caso de tener
cerca a una persona que nos asesore en los campos donde podamos flaquear un
poco más.
Ahora
a disfrutar y exprimir la BLOOM KIDDO…